domingo, 14 de julio de 2013

ISAAC, EL NIÑO QUE PERDIO LA IMAGINACION Y LA FANTASIA





 

 

Era finales de la primavera, una mañana llena de luminosidad y los rayos del sol con todo su esplendor, la naturaleza en todo su estado vigoroso. Desde la pradera del parque donde estaba sentado, se veía gran parte de Madrid. Algún que otro gorrión remolón, se entremezclaba con algunas palomas y picoteaba a través del césped buscando algo que llevarse al buche.

Que mejor manera de comenzar el día, con un libro entre las manos debajo de la sombra de un árbol y dejando volar la imaginación.

De pronto escuche una voz… me era conocida.

-¿Qué haces? – me pregunto.

.-Leyendo un libro- le conteste. Durante unos instantes me quede pensativo, esa voz… me recordaba a períodos de mi infancia ¡Era mi amigo imaginario!

-Cuanto tiempo sin venir a verme- le dije.

-Bueno, he visto que últimamente no me has echado mucho en falta.

-Se que siempre estás ahí cuando necesito de ti amigo- le comente.

-¿Y que lees? Me pregunto.

- Es un libro que cuenta la historia de un niño que perdió la imaginación y la fantasía- le conteste.

 -¿Quieres que te lo cuen…?- antes de acabar de hacerle la pregunta su respuesta fue…

-Si claro- asintió con la cabeza.

Los dos sentados uno junto al otro, en una de las praderas del parque y con el aroma del césped cortado del día anterior me puse a leer el libro…

Todo transcurrió durante una época en que la guerra arrasaba mediomundo, un hombre llamado Adolfo fue el causante, sus tropas iban arrasando Europa y creando el terror al  pueblo judío que persiguió durante todo su mandato<pero esa es otra historia>

Isaac era un niño normal como todos los de su edad de diez años, de pelo color castaño, ojos alegres de mirada avispada, de complexión delgado y espigado, siempre correteando a todas partes, después de sus obligaciones escolares él se encargaba de repartir los pequeños encargos de la tienda de comestibles que tenían sus padres, vivan en un pueblo de Polonia. Era hijo único de Adina y Jabub, familia de transcendencia judía, su afecto hacia los más necesitados hacia que fueran queridos y respetados en el pueblo.

Los tiempos no parecía que fueran a correr muy buenos para lo que se acontecía, las emisoras de radio no dejaban de dar noticias, sobre los acontecimientos de los países atacados y sometidos a las armas del numeroso ejercito de Adolfo, llegaron rumores al pueblo donde vivían Adina, Jabub e Isaac, de la persecución a la que eran sometidos los judíos.

Adina y Jabub se llegaron a plantear dejar el pueblo si los rumores eran verdad y llegado el momento huir por el bien de Isaac. Mientras, Isaac al igual que todos los niños del pueblo continuaba en su mundo de estudios, juegos y fantasías.

Llego el momento menos esperado y las tropas lograron llegar al pueblo, algunas de las familias judías del pueblo pudieron huir, pero Adina, Jabub y otras personas fueron apresadas por el ejército de Adolfo. Jabub tuvo tiempo de pedir el favor a un amigo suyo para que falsificase la partida de nacimiento de Isaac antes de que llegase el ejército y que le cambiara los apellidos como si fuera hijo suyo, así lo hizo su buen amigo.

El pueblo estaba totalmente rodeado y nadie podía escapar. Colocaron en fila a los habitantes en la plaza del pueblo, mientras unos oficiales del ejército iban comprobando las tarjetas de identidad de estos, a unos los enviaban a la iglesia del pueblo para verificar los papeles, la mayoría de los que metían en la iglesia eran de transcendencia judía, cuando les llego el turno a Adina y Jabub se abrazaron, miraron a Isaac que se encontraba de la mano del amigo de la familia detrás de ellos en la fila, Adina se agacho a su altura y le susurro al oído –No hagas ni digas nada, aunque nos separen de ti hijo, es por nuestro bien- Adina aguanto las lagrimas en sus ojos, para que no se las deslizasen por sus mejillas.

Isaac, no comprendía  el porqué de esas palabras de su madre, pero si era por el bien de ellos, como buen hijo la obedecería.

A los que estaban en la iglesia les subieron en un camión militar a la vista de todos, sacándolos del pueblo escoltados por un vehículo armado con una ametralladora, Isaac no pudo aguantar el separarse de sus padres y echo a correr tras el camión militar.

A las afueras del pueblo el camión se desvió por un camino y paro a una veintena de metros de la carretera, los soldados hicieron bajarse a sus ocupantes, los ataron con las manos atrás, los vendaron los ojos a la vez que les obligaron arrodillarse. Isaac llego justo en ese momento, se escondió detrás de unos matorrales para no ser visto, el camión dio la vuelta hacia la carretera abandonando en el lugar a los prisioneros y al vehículo con la ametralladora.

Isaac echo a correr hacia donde estaban sus padres, pero el ruido repetitivo de los disparos de la ametralladora hizo que quedase paralizado, nunca podre describir el dolor de Isaac y los sentimientos de dolor sufridos al ver esa escena, un niño de diez años que su mente rebosaba imaginación y fantasía.

Pasó el tiempo e Isaac dejo de ser ese niño imaginativo a la hora de jugar, los sueños de fantasías se le volvieron pesadillas, sin poder imaginar la magia, la fantasía al leer un libro. Vivió como un hijo más con la familia amiga de sus padres, siempre retirado de los juegos con sus amigos.

Hasta que un día, empezó a escuchar una voz que le salía de algún lugar de su cabeza…

-¿Isaac quieres ser mi amigo?- no había contestación por parte de Isaac, había perdido la imaginación y no podía saber de quién se trataba, así la voz se estuvo repitiendo durante unos días. La voz cambio de estrategia para obtener el caso de Isaac.

-Isaac, si no eres mi amigo, moriré- le dijo la voz.

-¿Porque vas a morir, si no soy tu amigo? No te entiendo- pareció que había dado resultado la nueva estrategia de la voz.

- Soy tu amigo imaginario, al que has tenido olvidado en tu mente, perdiste la imaginación y la fantasía tras lo ocurrido a tus padres, tus sueños necesitan de la fantasía así con ellas podrás recordar a tus padres de otra manera, piensa que a ellos les gustara donde estén, que tú seas feliz con tus fantasías y que hagas felices a los demás, no permitas jamás que muera tu fantasía, exprime tu imaginación con mi compañía cuando la necesites en la vida.

De su mal en una época de su infancia paso a ser un hombre feliz y haciendo felices a los que leían sus historias fantásticas. Y escribiendo siempre acompañado de su amigo imaginario.

 

 

14 - 7- 2013

 
Rafael Huertas