Eran las
cuatro de la madrugada, esa hora en la que no se sabe si es muy tarde o muy
temprano, mi sola compañía eran las estrellas y el resplandor de una luna llena
que se esforzaba en acunar el descanso de los soñadores en sus sueños.
Estaba
fumándome un cigarrillo, un fino hilo de humo se alzaba por encima del
cigarrillo que se iba quemando entre calada y calada, me quede mirando como
desaparecía como queriendo alcanzar las estrellas, no corría ni una sola brisa
de aire aunque la temperatura era bastante agradable para ser comienzo del
verano, el silencio de la noche lo rompían de vez en cuando el cantar de algún
grillo y alguna cigarra como dando la bienvenida a las añoradas noches de
verano, a la vez de hacer alguna conquista amorosa con sus cantos.
Mis pensamientos
se perdían al igual que se difuminaba el fino hilo de humo y los círculos que
se formaban al expulsar el humo por mi boca, siempre con la mirada hacia las
estrellas intentando convencerlas para que atraparan algún pensamiento, pero no
hubo respuesta por parte de ninguna de ellas, lo intente con la luna, a esta le
pedí que me devolviera algunos de mis sueños perdidos, pero creo que estaba
bastante ocupada en iluminar los sueños de los que a esas horas dormían.
Durante un
instante pensé mirando al cielo estrellado… ¡Y Si viese alguna estrella fugaz!
¿Qué deseo le pediría? No soy persona que crea que lo que deseamos se nos vaya
a cumplir por tener la suerte de ver una estrella fugaz, pero bueno el sueño no
se apoderaba de mi y porque no soñar despierto, me recosté sobre una silla con
los pies en lo alto de otra mirando al cielo, mi vista alcanzaba a ver de vez
en cuando las luces de algún avión que otro, pero ni rastro de ver esa estrella
fugaz que fuera capaz de hacer realidad mi deseo aun no pensado, mientras
apagaba el cigarro y expulsaba la ultima bocanada de humo haciendo un gran
círculo, en ese instante me vinieron las fragancias de los olores de la
primavera que se había despedido, mientras el circulo iba tomando una forma más
grande y como si de un punto de mira se tratase, vi a través de él durante unos
segundos como dos estrellas fugaces atravesaban el cielo estrellado y con sus
resplandores dejaban ocultas tras sus colas iluminadas de luz a las demás
estrellas, el camino que iban recorrieron en el cielo era el mismo sin
despegarse una de la otra, marchaban despacio en su vuelo como si no quisieran
que llegase su final, parecía como sus colas de haces de luz se hubieran entrelazado
como las manos de dos enamorados fundiéndose hasta su final, me quede tan
embelesado al ver tal belleza nocturna que me olvide de pensar y pedir un
deseo, no tarde en reaccionar antes de
que las estrellas fugaces gemelas desaparecieran en el firmamento, mi
deseo fue…
Pero un
momento… recordé que había escuchado en más de una ocasión que si se contaban
los deseos no se cumplirían.
Solo puedo
decir que ese deseo que pedí aquella noche estrellada estoy segurísimo que se
me hará realidad y si no es así, me conformare con poder seguir soñando
despierto en las noches estrelladas.
Rafael
Huertas

