Creo que algún día me desnudare, pero mi desnudo
será interior, espero poder algún día hacerlo sin necesidad de estar delante de
un espejo, sin semejanzas a lo que vea.
Mirar en el interior de todos mis sentimientos,
sobre todo los que están cicatrizados de tanto daño como han soportado, rencor
nunca, perdonar siempre y en ciertas ocasiones sin olvidar.
Hacer un viaje al pasado desde lo mas profundo
de mi conciencia antes de que sea demasiado tarde y quizás algún día la pierda,
quisiera recordar las veces que no perdí perdón, por sin saber y sin querer
pude hacer mal, seguro que serán muchas las veces y tener el valor de pedirlo
antes de que pierda la valentía.
Mirar en el interior de mis manos y recordar el
tacto de otras que me acompañaron entre las penumbras y secaron en momentos mis
lágrimas, recordar también los momentos en los que las tendí y me las
rechazaron quizás porque temblaban de miedo.
Recordar de nuevo el olor a madre, a hijas
recién nacidas, las fragancias impregnadas de otras pieles que no volveré a
oler.
Quizás lo peor será ver mi corazón desnudo ya
cansado, ofrecido tantas veces. Orgulloso puedo estar de haberlo compartido
tantas veces, unas por amor, otras por amistad y siempre con sinceridad. De lo
que puedo estar orgulloso es que la mayoría de las veces ha sido correspondido
con un <Gracias>. Seguro estoy que en mi desnudez interior no encontrare
un ápice de rencor.
Sé que el día que llegue el
momento de mi desnudez interior, tendré que arrepentirme, lamentarme, volver a
llorar, pero intentare hasta que llegue el momento de tener mi conciencia
limpia. También recordare los buenos momentos que están dentro de mi interior,
esos que me han empujado a seguir riendo, a seguir disfrutando de la amistad, del
amor que di y sigo dando, también del que recibí y sigo recibiendo, de los
sueños hechos realidad.
No sé, si el día que me desnude
interiormente, estará cercano o lejos, pero si me gustaría hacerlo con la única
compañía de mi soledad y compartir con ella mi desnudez interior.
Rafael Huertas
