sábado, 20 de abril de 2013



 

Creo que algún día me desnudare, pero mi desnudo será interior, espero poder algún día hacerlo sin necesidad de estar delante de un espejo, sin semejanzas a lo que vea.

Mirar en el interior de todos mis sentimientos, sobre todo los que están cicatrizados de tanto daño como han soportado, rencor nunca, perdonar siempre y en ciertas ocasiones sin olvidar.

Hacer un viaje al pasado desde lo mas profundo de mi conciencia antes de que sea demasiado tarde y quizás algún día la pierda, quisiera recordar las veces que no perdí perdón, por sin saber y sin querer pude hacer mal, seguro que serán muchas las veces y tener el valor de pedirlo antes de que pierda la valentía.

Mirar en el interior de mis manos y recordar el tacto de otras que me acompañaron entre las penumbras y secaron en momentos mis lágrimas, recordar también los momentos en los que las tendí y me las rechazaron quizás porque temblaban de miedo.

Recordar de nuevo el olor a madre, a hijas recién nacidas, las fragancias impregnadas de otras pieles que no volveré a oler.

Quizás lo peor será ver mi corazón desnudo ya cansado, ofrecido tantas veces. Orgulloso puedo estar de haberlo compartido tantas veces, unas por amor, otras por amistad y siempre con sinceridad. De lo que puedo estar orgulloso es que la mayoría de las veces ha sido correspondido con un <Gracias>. Seguro estoy que en mi desnudez interior no encontrare un ápice de rencor.

Sé que el día que llegue el momento de mi desnudez interior, tendré que arrepentirme, lamentarme, volver a llorar, pero intentare hasta que llegue el momento de tener mi conciencia limpia. También recordare los buenos momentos que están dentro de mi interior, esos que me han empujado a seguir riendo, a seguir disfrutando de la amistad, del amor que di y sigo dando, también del que recibí y sigo recibiendo, de los sueños hechos realidad.

No sé, si el día que me desnude interiormente, estará cercano o lejos, pero si me gustaría hacerlo con la única compañía de mi soledad y compartir con ella mi desnudez interior.

 

Rafael Huertas   

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