domingo, 30 de junio de 2013

MOTEL TERROR


LA HABITACIÓN   109

 

1ª PARTE

 

No sé cuánto tiempo estuve sin dormir en esa habitación (101), con todo el cuerpo dolorido pude acercarme a la puerta de la habitación al escuchar unas carcajadas estruendosas que venían de algún lugar del edificio, pude ver como por debajo de la puerta entraba un haz de luz y como la puerta se entreabría, sin perder un instante la abrí de par en par ¡Por fin estaba fuera de la habitación! Se había acabado la pesadilla.

En lo primero que pensé fue ir a buscar a mi amigo Jesús, me acerque a la habitación 113, mi sorpresa fue que la habitación estaba cerrada con cadenas de un lado a otro de la puerta y con escritos en color rojo, supuse que serian de sangre que ponían… CREE CREE CREE CREE CREE

Golpee la puerta varias veces a la vez que gritaba -¡JESUS  JESUS estas dentro!- No hubo respuesta alguna.

Por un momento pensé que me habría quedado dormido en la habitación y que me estaba empezando a pasar factura el haberme quedado dormido, pero si era una pesadilla era demasiado real para que fuera.

¿De quién serian las carcajadas? ¿Qué estaba pasando en aquel lugar? Tenía que encontrar a mi amigo Jesús, y quizás entre los dos podríamos encontrar las respuestas. Pude escuchar el tintineo de una campanilla, recordé que en recepción había una sobre el mostrador y me dirigí hacia allí, estaba todo igual que cuando llegamos, la campanilla estaba en su sitio ¿pero quien la había hecho sonar?... Al lado de la campanilla una llave, era de la habitación 109. Todo me parecía tan extraño, alguien había hecho sonar la campanilla cogí la llave de la habitación 109, nada mas coger el llavero de la habitación las luces empezaron a encenderse y apagarse, me dirigí de nuevo al pasillo, al llegar a la altura de la habitación 101 vi que la puerta estaba entreabierta, acelere el paso e intente no recordar lo ocurrido dentro.

El único sonido que se escuchaba era el de mi respiración y el producido por mis pasos, empecé a sentir unos pequeños temblores en mis pies a cada paso que daba por el pasillo dirección de la habitación 109, detrás de mi escuche como algo se resquebrajaba me gire para ver que podía ser.

 ¡Dios mío! Era el suelo del pasillo que se iba abriendo por la mitad, acelere mis pasos, el calor que desprendía la grieta desde su interior era insoportable, tenía que escapar de ese infierno porque no se le podía llamar de otra manera, el pasillo se hacía eterno la numeración de las habitaciones se repetían, el pasillo parecía no tener  final y la grieta cada vez se me acercaba mas, iba intentando abrir alguna habitación pero todas estaban cerradas, las fuerzas me empezaron a flaquear hice un último esfuerzo y conseguí  llegar a la 109.

Con los nervios a flor de piel, atine a introducir la llave en la cerradura y pude entrar en la habitación. Estaba agotado, me sentía aterrado por los acontecimientos que  estaban ocurriendo, demasiadas preguntas en mi mente y ninguna sin respuesta, era como estar viviendo en un mundo paralelo sin saber cómo salir del irreal ¿o quizás era real lo que estaba pasando? La decoración de la habitación la conformaban muebles de estilo barroco, muy cargados en tallas, tanto la cama como un sillón de madera con un gran respaldo, el baño tenía una bañera con pies y con grifería de estilo antiguo, me extraño que no hubiera televisor, unos grandes cortinajes tapaban la ventana que supuestamente daba al exterior, al pie de la cama un baúl también antiguo forrado en piel con sus esquinas rematadas con chapas esquineras, un armario del mismo estilo en acorde con el mobiliario y una lámpara de seis brazos de hierro forjado, deje mi mochila encima del baúl y me dispuse a tumbarme e intentar descansar y intentar poner en orden en mi cabeza todo lo acontecido, tenía mis pensamientos tan aturdidos que hubo instantes que pensé, que la locura se había aferrado a mí y que ya no sabía distinguir lo real de lo irreal .

Me senté en la cama recostado sobre la cabecera, y poco a poco empecé a sentir un frio gélido debajo de mí, no sé como paso pero en un abrir y cerrar de ojos me encontré en la misma posición pero sobre la losa de una tumba en un cementerio.

 - ¡No por favor! ¡No por favor! - Grite desesperadamente. Di un respingo y me levante como alma que lleva al diablo, mire la tumba y… -¡no!- En la lapida de la tumba esculpidas en negro las letras con mi nombre, mi fecha de nacimiento pero… faltaba la fecha de fallecimiento. -Esto es para volverse loco- me dije hacia mis adentros

Era de noche y la Luna intentaba tímidamente iluminar el lugar pasando sus rayos de luz a través de unos cipreses que custodiaban el campo santo, una baja y leve bruma de un color grisáceo se extendía por el suelo como una alfombra.

El silencio lo rompían unas aves nocturnas con su graznar y el sonido al resquebrajarse las hojas secas pisadas con mis cortas pisadas, me quede paralizado delante de mi… - No, no, esa no podía ser mi tumba- me dije.

De repente la losa de la tumba se empezó a deslizar a la vez que las aves, asustadas por el chirriar de la piedra se izaron revoloteando hacia el oscuro cielo…

Continuara…

LA HABITACIÓN  109
 
2ª PARTE
 
Una parte de mi me decía que esperara a ver que podría haber en el interior, la curiosidad intentaba ganar la partida al miedo, pero el chirriar de la losa de la tumba empezó a estar acompañado por el de otras, empezaron abrirse todas las del cementerio. Mis vista no daba crédito a lo que estaba ocurriendo, de la tumbas empezaron a salir los muertos con movimientos torpes y emitiendo alaridos y bramidos que hacía que mi piel se me erizada haciéndome sentir dolor, todos se empezaron a dirigir donde yo me encontraba, en la lucha entre mi curiosidad y mi miedo, gano el miedo y sin pensarlo todos mis sentidos se pusieron de acuerdo para poder huir de aquellos seres muertos, muertos vivientes o lo que fueran.
La única que parecía que intentaba ayudarme era la Luna, o me lo parecía a mí, su resplandor  hizo que la bruma se escondiera entre las tumbas abiertas, mientras yo Iba intentando sortear las tumbas a la vez que a mi paso, los muertos intentaban desde sus tumbas engancharme las piernas con sus manos huesudas, tropecé un par de veces con unas cruces caídas, pero pude incorporarme ileso y continuar mi huida. Corrí en todas direcciones intentando hallar la salida, el cementerio era pequeño no había entrada, no tenia por donde salir e imposible saltar la valla, tenía una altura enorme.
Vi que en una esquina había un panteón y me dirigí sin parar de correr hacia allí. La puerta de hierro ocupaba todo el frontal del panteón a sus laterales estaba como custodiado por dos esculturas de ángeles caídos con las  alas rotas y resquebrajadas imagino que por las inclemencias del tiempo, me quede fijo un instante viendo la cúpula y lo que más me llamo la atención fue que tenía una cruz, pero en posición invertida. No tenía tiempo para fijarme en más detalles de la pequeña arquitectura, ya que los muertos estaban a pocos metros de mí. Apoye mis dos manos sobre la puerta para abrirla, no fui capaz de moverla, a saber el tiempo que llevara cerrada, pensé, me di la vuelta para no perder la vista a los muertos que se pararon a escasos metros de la entrada, había mujeres, hombres, entre ellos pude ver a la mujer que estaba atada con los cables de espinos en la habitación 101, la mayoría con las ropas andrajosas y manchadas de sangre, algunos de ellos con algún miembro mutilado, sus rostros parecían estar castigados por el horror, pero lo que más me impacto fue ver a unos niños delante de todos ellos cogidos de las manos y con sus ropas mojadas.
Parecía que se habían calmado, sus alaridos habían parado al llegar a esa esquina del cementerio, quizás fuese por estar delante del panteón, no se cual sería la causa ni cuánto tiempo pasaría hasta que se abalanzasen hacia mí para… no quise ni pensarlo.
Pasado uno segundos, empezaron como a impacientarse y vi como en el cielo una nube solitaria se empezaba a interponer entre el reflejo de la Luna y el lugar, empecé a recular el medio metro que me separaba de la puerta a la vez que ellos daban pasos cortos acercándose hacia mí. Con la espalda apoyada sobre la puerta, note como la gran puerta cedía hacia adentro, por una pequeña abertura logre deslizarme hacia adentro cerrándola de un empujón y echando el cierre a ella a través de un cerrojo  oxidado.
La oscuridad era total dentro del panteón, rebusque en mis bolsillos para sacar el mechero, con la poca llama de él vi en una de las paredes una antorcha, conseguí encenderla después de varios intentos. El interior era más grande de lo que parecía desde afuera. No parecía que fuera un panteón familiar, la temperatura era fría, las paredes estaban desnudas tan solo dos antorchas cada una en las paredes de los laterales de la puerta de entrada, en el centro una piedra de mesa circular y detrás de ella pegado a la pared, un sarcófago de mármol blanco al igual que la mesa.
Me acerque con cierta prudencia a verlo más de cerca, en la mesa había una especie de pergamino enrollado y atado con un cordel negro, lo desate para ver  de qué se trataba, estire el pergamino y lo puse a favor de la luz para ver su contenido, estaba escrito en una especie de lengua antigua, podía ser latín <Polluistis in loco sacro mortis, numquam de> (Habéis profanado un lugar sagrado de la muerte, nunca saldréis de él)
El mensaje no era muy confortador que digamos, deje el pergamino encima la mesa. Estaba entre cuatro paredes, los muertos vivientes seguían afuera escuchaba sus alaridos, lo extraño es que no se acercasen a la puerta e intentasen abrirla, era como si este lugar les fuese prohibido para ellos.
No recordaba que Jesús y yo transitáramos cerca de ningún cementerio, tampoco que hubiera pueblos en los alrededores del Motel
 ¿Un cementerio sin entrada ni salida? Volvían a mi cabeza preguntas sin respuestas y si las había no entraban dentro de lo razonable
 ¿Quizás había llegado mi hora? Cada vez que recordaba esa tumba con mi nombre y que podía llegar a ser como  los seres que estaban fuera, me entraban sudores fríos que me helaban la sangre, si antes de  la visita de la muerte a nosotros hay que pasar por estos momentos de pesadillas irracionales, la verdad que es para tener terror a morirse.
Me acerque a la puerta parecía que no se escuchaba nada al otro lado de la puerta, tenía que abrir la puerta para ver si todavía estaban los muertos vivientes fuera, pasados unos minutos sin escuchar nada decidí abrirla, el chirrido del cerrojo al moverlo me hizo sentir daño en los oídos, creo que eran los nervios de no saber si seguirían esperándome, abrí la puerta lentamente intentando no romper el silencio, los latidos del corazón hacían que se abultase la camisa en cada latido ¡Gracias a dios! Solté un suspiro de alivio, al ver que me encontraba de espaladas dentro de la habitación 109, había sido todo una pesadilla gracias a dios… Pero al girarme ¡Dioss! Un hombre ahorcado de la lámpara de hierro y todavía con impulsos de vida sus pies daban patadas de desesperación, corrí a sujetarlo para intentar sujetar su peso. Alce la vista y vi como su cara sonriente me miraba como desafiante y por su boca salió una voz grave y con algo de eco como si no saliera del, y me dijo.
Todo el que entra en este lugar, esta profanando el lugar sagrado de la muerte, nadie que entra, saldrá de él. Este lugar está construido sobre un cementerio infernal de demonios y será vuestro próximo destino después de la vida
 
Rafael Huertas

EL SENTIR DE LA VIDA



El sentir de la vida no es un sentimiento mas,
es el placer de tener necesidad de vivir.
No caer en el abismo de una soledad sin ninguna salida. 
Sentir la necesidad del aliento fresco de los amaneceres.
Sentir el calor de una mano amiga que te guie por el camino sin errores.
Es sentir el calor de unos labios desnudos.
La necesidad de ayudar sin que nadie te lo pida.
Hacer del caer de las lágrimas, un lago de felicidad.
La necesidad de tener el apoyo de alguien, que te hirió en alguna batalla.
Es a veces tener el compromiso de perdonar, a quien nunca te perdonará.
El sentir de la vida es un largo camino, no perdamos la oportunidad que nos ofrece la vida de sentirlo.

Rafael Huertas-10-10-2012

domingo, 16 de junio de 2013

MOTEL TERROR


Relatos de Jesús Vera y Rafael Huertas

 

MOTEL TERROR

 

El coche se paró de repente en una carretera secundaria y solitaria, echamos andar a lo lejos vimos unas luces que se apagaban y encendían, parecía un motel de carretera. Tenía una zona de aparcamiento en la entrada, al acercarnos a la puerta las luces que parpadeaban del cartel de la carretera se apagaron, no había ningún coche aparcado, lo único que se escuchaba era el sonido nuestros pasos dirigiéndose hacia la entrada.

La recepción estaba vacía, sobre el mostrador de recepción había una campanilla, la hicimos sonar varias veces nadie apareció, después de desaparecer el sonido campanilleante, un silencio sepulcral se apodero del entorno. Después de esperar unos minutos, nos dirigimos hacia la entrada donde un letrero indicaba habitaciones, mi amigo y compañero de viaje Jesús y yo lo único que deseábamos era descansar de tantas horas de viaje. Cruzamos lo que parecía la entrada a un largo pasillo con lámparas colgadas de las paredes con luces tenues, ambos lados puertas entreabiertas, no cabía duda de que el motel estaba completamente vacío y aquello era muy raro pues no había indicios de desperfectos ni de que estuviera abandonado.

Sin pensarlo, echamos andar por el pasillo para acomodarnos en dos habitaciones, las luces empezaron a encenderse y apagarse, notamos como una brisa fría traspasaba nuestros cuerpos, las dos primeras puertas estaban situadas a la derecha del pasillo y estaban entre abiertas, al llegar a su altura las luces interiores se encendieron, Jesús y yo cruzamos nuestras miradas.

-Rafael, no lo pensemos e intentemos descansar, no estamos haciendo nada incorrecto, mañana pagaremos las habitaciones, llamaremos a que nos reparen el coche y seguiremos nuestro camino-  me comento.

-Así lo haremos, pero aquí ocurre algo anormal Jesús, hasta mañana que descanses.

Cada uno nos dirigimos a una habitación, yo entre en la primera la 101.

 

Habitación 101

Nada más cruzar la puerta, esta se cerró de repente al pasar a la habitación, me quede perplejo ya que no vi que hubiera mecanismo para que las puertas se abrieran ni cerrasen solas.

La habitación era sencilla como la de cualquier motel de carretera, paredes pintadas en color ocre, del techo colgaba una de esas lámparas que a su vez tienen un gran ventilador con grandes aspas, una cama bastante amplia, un sifonier de varios cajones, una mesa escritorio debajo de una ventana que daba al aparcamiento con una silla giratoria, en un rincón un sillón orejero, dos mesillas ambos lados de la cama, en una de ellas un teléfono, enfrente a la cama un armario empotrado de dos puertas una de ellas de espejo y justo al lado, el baño completo con ducha, un televisor sobre un mueble bar vacio de bebidas, todo ello en buen estado y aparentemente limpio. El único equipaje que llevaba era una mochila, al dejarla sobre  la mesa del escritorio, me fije que había una llave, debía de ser la llave de la habitación.

Me dispuse a darme un baño rápido y descansar, una vez tumbado en la cama descolgué el teléfono el cual no tenia línea como sospeché, por un momento me quede pensando en lo extraño del motel.

No sé qué hora seria, cuando me despertaron unos ruidos de pasos, lo más extraño es que provenían de la parte de arriba de la habitación.

¡Pero un momento, el edificio era solo de una planta! Los pasos rompían el silencio de la noche, recorrían el largo de la habitación de un lado para otro sin parar, del techo a la  cubierta del edificio no había altura para que nadie pudiera andar, los pasos no paraban. Me levante para dirigirme a la habitación de Jesús, la puerta estaba cerrada con llave, cogí la llave que se encontraba sobre la mesa escritorio, pero esa llave no abría la puerta. Los pasos pararon al intentar abrir la puerta.

El teléfono empezó a sonar, lo descolgué pero no escuche por el auricular nada ni a nadie. Volvieron los pasos por el techo y el televisor se encendió, no vi el mando a distancia por ningún sitio, lo desenchufe de la corriente y se apago, todo transcurría muy deprisa, hubo un instante que pensé que podía estar teniendo una pesadilla, me senté en el sillón para intentar tranquilizarme, creo que me quede transpuesto no se cuanto tiempo, cuando desperté…

¡Dios! Sobre la cama yacía una mujer rodeada por todo su cuerpo con alambre de espinos, Le habían vaciado los ojos, la boca la tenía entre abierta y se la podían ver los globos oculares entre los dientes, era rubia y a pesar del estado en el que se encontraba, se la veía que hubiera sido una mujer hermosa, la cama estaba totalmente bañada de sangre ¿Quién podía haber hecho una cosa así? ¡Qué está ocurriendo?

De nuevo los pasos por el techo, intente de nuevo abrir la puerta, pero el intento fue en vano. Me dirigí hacia la ventana, descorrí las cortinas y cuál fue mi asombro…, cuando vi que la ventana estaba tapiada, antes de llegar a la entrada del motel no había ninguna ventana tapiada, me di la vuelta y… la mujer atada ya no estaba en la cama, parecía que todo había vuelto a la normalidad, podía ser que los nervios y el cansancio me estuvieran pasando una mala pasada, decidí acostarme en la cama e intentar dormir.

Nada mas tumbarme en la cama, la temperatura de la habitación empezó a bajar de repente, el frio era cada vez más intenso, era pleno verano y cuando llegamos hacia una noche esplendida, no había aire acondicionado en las habitaciones, empezó a crearse una especie de neblina causado por el intenso frio, no sé como ocurrió pero la ventana empezó abrirse y cerrarse con gran fuerza, la neblina desapareció, el espejo de una de las puertas del armario estaba empañado y de pronto… como si alguien escribiera sobre él, se formo la palabra ¡AYUDAME!





MOTEL TERROR

Habitación 101

2º capitulo

 

La noche iba avanzando y los acontecimientos nada normales sucedían muy deprisa en la habitación, la confusión se apodero de mí y me surgieron preguntas sin saber como podía conocer las respuestas, al único que podía acudir en aquel espeluznante lugar era a mi amigo Jesús. Me levante y me dirigí a la puerta de la habitación de nuevo, con firmeza gire el pomo de la puerta  esta vez la puerta se abrió y pude respirar cierta tranquilidad al poder salir de esa espantosa habitación. La abrí despacio y con cierta cautela… ¡Pero el pasillo había desaparecido!

 Clame - ¡No, por dios! - La puerta de la habitación daba a otra habitación, era la misma de la que salía, estaba atrapado, - esto no puede ser - pense. Cerré de nuevo la puerta y la volví abrir, el escenario era  el mismo, cruce la puerta por ver si algo había cambiado, pero no, era la misma habitación. ¿Qué podía estar ocurriendo? O quizás la pregunta era ¿Qué es lo que había ocurrido en esa habitación? ¿Quién podía ser la mujer atada con alambre de espinos?

La luz de la habitación empezó a bajar de intensidad, las puertas del armario se empezaron a abrir y a cerrar solas, de pronto, se cerraron bruscamente y el ventilador de la lámpara que colgaba del techo empezó a girar con tal fuerza que las aspas salieron despedidas, una de ellas quedo clavada en una de las paredes y  la puerta de espejo del armario empezó a resquebrajarse a la vez que la silueta de una mujer empezó a reflejarse en el, era la mujer que estaba atada en la cama, lucia un vestido largo blanco por el cual se le apreciaba un avanzado estado de gestacion a pesar de ello, era esbelta y de una gran belleza natural con unos ojos de azul intenso, pero en su rostro se reflejaba odio y terror.

Lo único que se me ocurrió preguntarla era si ella habia escrito en el espejo la palabra “AYUDAME”

Me sobresalte al ver que intentaba hablarme a la vez que sus ojos se inundaban de lágrimas, cuando girando su cabeza y con la mirada puesta en la pared donde se encontraba la cama se formaban frases como: NO DUERMAS O EL TERROR TE LLEVARA A LA MUERTE. ESTAS ATRAPADO EN LA HABITACIÓN. NO DUERMAS, NO DUERMAS.

Nada mas escribir la última palabra la silueta de la mujer se difumino del espejo,  aquel mensaje me dejo sin aliento.

-¡No te vayas! – Grite. ¿Quién eres? ¿Qué puedo hacer? Mis preguntas se quedaron en el aire  que se respiraba en la habitación.

El teléfono empezó a sonar, no lo deje sonar más de dos veces lo descolgué…

-¿Quién es?- Pregunte.

-No duermas- era una  voz temblorosa de mujer.

-¿Que quieres de mi?- Le pregunte.

-Serás victima para alimentar a los hijos endemoniados de la muerte, - no duermas - Esas fueron sus ultimas palabras, despues el telefono se quedo sin tono.

Aquella situacion empezo a atemorizarme, ¿cuanto tiempo podria estar sin dormir? Mis pensamientos empezaron a imaginar como seria una muerte, por sueño, cansancio, seria horrible como los sentidos se irian atrofiando, tampoco tenia nada para comer dentro de la habitacion y pense que todo tenia  que ser una pesadilla aquello no podia ser real lo que me estaba ocurriendo, no podia ser real.

Cuando por debajo de la puerta, vi como echaban lo que parecia una carta, me acerque a la puerta para ver lo que era, efectivamente era una carta con manchas rojas parecian gotas de sangre, me dispuse abrirla para ver su contenido, eran varios folios escritos a mano los cuales decian: <<Mi nombre es Laura, yo tambien quede atrapada en esta habitacion y no he sido la unica persona, aguante unos dias hasta que el sueño me vencio. No se como sali de la habitacion pero cuando desperte, me encotraba atada con uno alambre de espino en una cama de medio cuerpo para arriba, el lugar era lugubre, era un habitacion con paredes de piedra, candiles colgados de las paredes, la luz era mas bien escasa pero podia ver algunos detalles como una cuna al lado de donde estaba tumbada, no puedo decir el tiempo que transcurrio, desde que me trasladaron a ese horrendo lugar, pasado un tiempo senti como alguien se acerco a la cabezera donde me encontraba y con voz ronca me susurro al oido.

-Vas a sentir un placer que nunca has sentido, mi nombre es TERROR- Nada mas decirme eso se dirigio a la zona opuesta de la cabezera, senti como se tumbaba encima de mi y oprimia su cuerpo hacia el mio a la vez que bruscamente me separaba las piernas, mis gritos no tenian sonido, no me podia escuchar por mas que lo intentaba, cada vez que intentaba moverme los espinos del alambre me rasgaban la carne y se me intoducian en ella, fueron unos minutos de penetracion que se me hicieron interminables sentia como se me desgarraban mis partes intimas, a la vez que me penetraba con algo frio como el hielo, su vestimenta era una capa con capucha negra que le cubria todo el cuerpo, era un cuerpo sin rostro, cuando acabo la penetracion se puso a la altura de mi cara y pude ver por la abertura de la capa su miembro,era como como un pene encangrenado goteandole algo de color negro y mal oliente. Con voz rasgosa me dijo -Tendras el placer de engendrar un demonio al servicio de la Muerte- esas fueron sus palabras antes de retirarse.

Engendre un demonio para la muerte y nada mas nacer, el mismo demonio que engendre durante no se el tiempo, me arranco mi alma y deambulando estoy en el mas alla.

¡NO TE DUERMAS, NO TE DUERMAS! O TUS SUEÑOS SE CONVERTIRAN EN PESADILLAS DE LAS QUE LA MUERTE SE APODERARA DE TI PARA DAR DE COMER Y SATISFACER A SUS DEMONIOS.

Esto era lo escrito en la carta que me dejo Laura.

Nota para los que habeis leido mi relato: Si quizas algun dia si os dormis, podais encontrar una carta escrita por mi, en el MOTEL TERROR.

 

Rafael Huertas