LA HABITACIÓN 109
1ª PARTE
No sé cuánto tiempo estuve sin dormir en esa habitación (101), con todo el
cuerpo dolorido pude acercarme a la puerta de la habitación al escuchar unas
carcajadas estruendosas que venían de algún lugar del edificio, pude ver como
por debajo de la puerta entraba un haz de luz y como la puerta se entreabría,
sin perder un instante la abrí de par en par ¡Por fin estaba fuera de la
habitación! Se había acabado la pesadilla.
En lo primero que pensé fue ir a buscar a mi amigo Jesús, me acerque a la
habitación 113, mi sorpresa fue que la habitación estaba cerrada con cadenas de
un lado a otro de la puerta y con escritos en color rojo, supuse que serian de
sangre que ponían… CREE CREE CREE CREE CREE
Golpee la puerta varias veces a la vez que gritaba -¡JESUS JESUS estas dentro!- No hubo respuesta
alguna.
Por un momento pensé que me habría quedado dormido en la habitación y que
me estaba empezando a pasar factura el haberme quedado dormido, pero si era una
pesadilla era demasiado real para que fuera.
¿De quién serian las carcajadas? ¿Qué estaba pasando en aquel lugar? Tenía
que encontrar a mi amigo Jesús, y quizás entre los dos podríamos encontrar las
respuestas. Pude escuchar el tintineo de una campanilla, recordé que en
recepción había una sobre el mostrador y me dirigí hacia allí, estaba todo
igual que cuando llegamos, la campanilla estaba en su sitio ¿pero quien la
había hecho sonar?... Al lado de la campanilla una llave, era de la habitación
109. Todo me parecía tan extraño, alguien había hecho sonar la campanilla cogí
la llave de la habitación 109, nada mas coger el llavero de la habitación las
luces empezaron a encenderse y apagarse, me dirigí de nuevo al pasillo, al
llegar a la altura de la habitación 101 vi que la puerta estaba entreabierta,
acelere el paso e intente no recordar lo ocurrido dentro.
El único sonido que se escuchaba era el de mi respiración y el producido
por mis pasos, empecé a sentir unos pequeños temblores en mis pies a cada paso
que daba por el pasillo dirección de la habitación 109, detrás de mi escuche
como algo se resquebrajaba me gire para ver que podía ser.
¡Dios mío! Era el suelo del pasillo
que se iba abriendo por la mitad, acelere mis pasos, el calor que desprendía la
grieta desde su interior era insoportable, tenía que escapar de ese infierno
porque no se le podía llamar de otra manera, el pasillo se hacía eterno la
numeración de las habitaciones se repetían, el pasillo parecía no tener final y la grieta cada vez se me acercaba mas,
iba intentando abrir alguna habitación pero todas estaban cerradas, las fuerzas
me empezaron a flaquear hice un último esfuerzo y conseguí llegar a la 109.
Con los nervios a flor de piel, atine a introducir la llave en la cerradura
y pude entrar en la habitación. Estaba agotado, me sentía aterrado por los
acontecimientos que estaban ocurriendo,
demasiadas preguntas en mi mente y ninguna sin respuesta, era como estar
viviendo en un mundo paralelo sin saber cómo salir del irreal ¿o quizás era
real lo que estaba pasando? La decoración de la habitación la conformaban
muebles de estilo barroco, muy cargados en tallas, tanto la cama como un sillón
de madera con un gran respaldo, el baño tenía una bañera con pies y con grifería
de estilo antiguo, me extraño que no hubiera televisor, unos grandes cortinajes
tapaban la ventana que supuestamente daba al exterior, al pie de la cama un
baúl también antiguo forrado en piel con sus esquinas rematadas con chapas
esquineras, un armario del mismo estilo en acorde con el mobiliario y una
lámpara de seis brazos de hierro forjado, deje mi mochila encima del baúl y me
dispuse a tumbarme e intentar descansar y intentar poner en orden en mi cabeza
todo lo acontecido, tenía mis pensamientos tan aturdidos que hubo instantes que
pensé, que la locura se había aferrado a mí y que ya no sabía distinguir lo
real de lo irreal .
Me senté en la cama recostado sobre la cabecera, y poco a poco empecé a
sentir un frio gélido debajo de mí, no sé como paso pero en un abrir y cerrar
de ojos me encontré en la misma posición pero sobre la losa de una tumba en un
cementerio.
- ¡No por favor! ¡No por favor! - Grite
desesperadamente. Di un respingo y me levante como alma que lleva al diablo,
mire la tumba y… -¡no!- En la lapida de la tumba esculpidas en negro las letras
con mi nombre, mi fecha de nacimiento pero… faltaba la fecha de fallecimiento.
-Esto es para volverse loco- me dije hacia mis adentros
Era de noche y la Luna intentaba tímidamente iluminar el lugar pasando sus
rayos de luz a través de unos cipreses que custodiaban el campo santo, una baja
y leve bruma de un color grisáceo se extendía por el suelo como una alfombra.
El silencio lo rompían unas aves nocturnas con su graznar y el sonido al resquebrajarse
las hojas secas pisadas con mis cortas pisadas, me quede paralizado delante de
mi… - No, no, esa no podía ser mi tumba- me dije.
De repente la losa de la tumba se empezó a deslizar a la vez que las aves,
asustadas por el chirriar de la piedra se izaron revoloteando hacia el oscuro
cielo…
Continuara…
LA HABITACIÓN 109
2ª PARTE
Una parte de mi me decía que esperara a ver que podría haber en el interior,
la curiosidad intentaba ganar la partida al miedo, pero el chirriar de la losa
de la tumba empezó a estar acompañado por el de otras, empezaron abrirse todas
las del cementerio. Mis vista no daba crédito a lo que estaba ocurriendo, de la
tumbas empezaron a salir los muertos con movimientos torpes y emitiendo
alaridos y bramidos que hacía que mi piel se me erizada haciéndome sentir
dolor, todos se empezaron a dirigir donde yo me encontraba, en la lucha entre
mi curiosidad y mi miedo, gano el miedo y sin pensarlo todos mis sentidos se
pusieron de acuerdo para poder huir de aquellos seres muertos, muertos
vivientes o lo que fueran.
La única que parecía que intentaba ayudarme era la Luna, o me lo parecía a
mí, su resplandor hizo que la bruma se
escondiera entre las tumbas abiertas, mientras yo Iba intentando sortear las
tumbas a la vez que a mi paso, los muertos intentaban desde sus tumbas
engancharme las piernas con sus manos huesudas, tropecé un par de veces con
unas cruces caídas, pero pude incorporarme ileso y continuar mi huida. Corrí en
todas direcciones intentando hallar la salida, el cementerio era pequeño no
había entrada, no tenia por donde salir e imposible saltar la valla, tenía una
altura enorme.
Vi que en una esquina había un panteón y me dirigí sin parar de correr
hacia allí. La puerta de hierro ocupaba todo el frontal del panteón a sus
laterales estaba como custodiado por dos esculturas de ángeles caídos con
las alas rotas y resquebrajadas imagino
que por las inclemencias del tiempo, me quede fijo un instante viendo la cúpula
y lo que más me llamo la atención fue que tenía una cruz, pero en posición
invertida. No tenía tiempo para fijarme en más detalles de la pequeña
arquitectura, ya que los muertos estaban a pocos metros de mí. Apoye mis dos
manos sobre la puerta para abrirla, no fui capaz de moverla, a saber el tiempo
que llevara cerrada, pensé, me di la vuelta para no perder la vista a los
muertos que se pararon a escasos metros de la entrada, había mujeres, hombres,
entre ellos pude ver a la mujer que estaba atada con los cables de espinos en
la habitación 101, la mayoría con las ropas andrajosas y manchadas de sangre,
algunos de ellos con algún miembro mutilado, sus rostros parecían estar
castigados por el horror, pero lo que más me impacto fue ver a unos niños delante
de todos ellos cogidos de las manos y con sus ropas mojadas.
Parecía que se habían calmado, sus alaridos habían parado al llegar a esa
esquina del cementerio, quizás fuese por estar delante del panteón, no se cual
sería la causa ni cuánto tiempo pasaría hasta que se abalanzasen hacia mí para…
no quise ni pensarlo.
Pasado uno segundos, empezaron como a impacientarse y vi como en el cielo
una nube solitaria se empezaba a interponer entre el reflejo de la Luna y el
lugar, empecé a recular el medio metro que me separaba de la puerta a la vez
que ellos daban pasos cortos acercándose hacia mí. Con la espalda apoyada sobre
la puerta, note como la gran puerta cedía hacia adentro, por una pequeña
abertura logre deslizarme hacia adentro cerrándola de un empujón y echando el
cierre a ella a través de un cerrojo
oxidado.
La oscuridad era total dentro del panteón, rebusque en mis bolsillos para
sacar el mechero, con la poca llama de él vi en una de las paredes una antorcha,
conseguí encenderla después de varios intentos. El interior era más grande de
lo que parecía desde afuera. No parecía que fuera un panteón familiar, la
temperatura era fría, las paredes estaban desnudas tan solo dos antorchas cada
una en las paredes de los laterales de la puerta de entrada, en el centro una
piedra de mesa circular y detrás de ella pegado a la pared, un sarcófago de
mármol blanco al igual que la mesa.
Me acerque con cierta prudencia a verlo más de cerca, en la mesa había una
especie de pergamino enrollado y atado con un cordel negro, lo desate para
ver de qué se trataba, estire el
pergamino y lo puse a favor de la luz para ver su contenido, estaba escrito en
una especie de lengua antigua, podía ser latín <Polluistis in loco sacro mortis, numquam de> (Habéis profanado
un lugar sagrado de la muerte, nunca saldréis de él)
El mensaje no era muy confortador que digamos,
deje el pergamino encima la mesa. Estaba entre cuatro paredes, los muertos
vivientes seguían afuera escuchaba sus alaridos, lo extraño es que no se
acercasen a la puerta e intentasen abrirla, era como si este lugar les fuese
prohibido para ellos.
No recordaba que Jesús y yo transitáramos
cerca de ningún cementerio, tampoco que hubiera pueblos en los alrededores del
Motel
¿Un
cementerio sin entrada ni salida? Volvían a mi cabeza preguntas sin respuestas
y si las había no entraban dentro de lo razonable
¿Quizás había llegado mi hora? Cada vez que
recordaba esa tumba con mi nombre y que podía llegar a ser como los seres que estaban fuera, me entraban
sudores fríos que me helaban la sangre, si antes de la visita de la muerte a nosotros hay que
pasar por estos momentos de pesadillas irracionales, la verdad que es para
tener terror a morirse.
Me acerque a la puerta parecía que no se
escuchaba nada al otro lado de la puerta, tenía que abrir la puerta para ver si
todavía estaban los muertos vivientes fuera, pasados unos minutos sin escuchar
nada decidí abrirla, el chirrido del cerrojo al moverlo me hizo sentir daño en
los oídos, creo que eran los nervios de no saber si seguirían esperándome, abrí
la puerta lentamente intentando no romper el silencio, los latidos del corazón
hacían que se abultase la camisa en cada latido ¡Gracias a dios! Solté un
suspiro de alivio, al ver que me encontraba de espaladas dentro de la
habitación 109, había sido todo una pesadilla gracias a dios… Pero al girarme
¡Dioss! Un hombre ahorcado de la lámpara de hierro y todavía con impulsos de
vida sus pies daban patadas de desesperación, corrí a sujetarlo para intentar
sujetar su peso. Alce la vista y vi como su cara sonriente me miraba como
desafiante y por su boca salió una voz grave y con algo de eco como si no
saliera del, y me dijo.
Todo el que entra
en este lugar, esta profanando el lugar sagrado de la muerte, nadie que entra,
saldrá de él. Este lugar está construido sobre un cementerio infernal de
demonios y será vuestro próximo destino después de la vida
Rafael Huertas



