domingo, 16 de junio de 2013

MOTEL TERROR


Relatos de Jesús Vera y Rafael Huertas

 

MOTEL TERROR

 

El coche se paró de repente en una carretera secundaria y solitaria, echamos andar a lo lejos vimos unas luces que se apagaban y encendían, parecía un motel de carretera. Tenía una zona de aparcamiento en la entrada, al acercarnos a la puerta las luces que parpadeaban del cartel de la carretera se apagaron, no había ningún coche aparcado, lo único que se escuchaba era el sonido nuestros pasos dirigiéndose hacia la entrada.

La recepción estaba vacía, sobre el mostrador de recepción había una campanilla, la hicimos sonar varias veces nadie apareció, después de desaparecer el sonido campanilleante, un silencio sepulcral se apodero del entorno. Después de esperar unos minutos, nos dirigimos hacia la entrada donde un letrero indicaba habitaciones, mi amigo y compañero de viaje Jesús y yo lo único que deseábamos era descansar de tantas horas de viaje. Cruzamos lo que parecía la entrada a un largo pasillo con lámparas colgadas de las paredes con luces tenues, ambos lados puertas entreabiertas, no cabía duda de que el motel estaba completamente vacío y aquello era muy raro pues no había indicios de desperfectos ni de que estuviera abandonado.

Sin pensarlo, echamos andar por el pasillo para acomodarnos en dos habitaciones, las luces empezaron a encenderse y apagarse, notamos como una brisa fría traspasaba nuestros cuerpos, las dos primeras puertas estaban situadas a la derecha del pasillo y estaban entre abiertas, al llegar a su altura las luces interiores se encendieron, Jesús y yo cruzamos nuestras miradas.

-Rafael, no lo pensemos e intentemos descansar, no estamos haciendo nada incorrecto, mañana pagaremos las habitaciones, llamaremos a que nos reparen el coche y seguiremos nuestro camino-  me comento.

-Así lo haremos, pero aquí ocurre algo anormal Jesús, hasta mañana que descanses.

Cada uno nos dirigimos a una habitación, yo entre en la primera la 101.

 

Habitación 101

Nada más cruzar la puerta, esta se cerró de repente al pasar a la habitación, me quede perplejo ya que no vi que hubiera mecanismo para que las puertas se abrieran ni cerrasen solas.

La habitación era sencilla como la de cualquier motel de carretera, paredes pintadas en color ocre, del techo colgaba una de esas lámparas que a su vez tienen un gran ventilador con grandes aspas, una cama bastante amplia, un sifonier de varios cajones, una mesa escritorio debajo de una ventana que daba al aparcamiento con una silla giratoria, en un rincón un sillón orejero, dos mesillas ambos lados de la cama, en una de ellas un teléfono, enfrente a la cama un armario empotrado de dos puertas una de ellas de espejo y justo al lado, el baño completo con ducha, un televisor sobre un mueble bar vacio de bebidas, todo ello en buen estado y aparentemente limpio. El único equipaje que llevaba era una mochila, al dejarla sobre  la mesa del escritorio, me fije que había una llave, debía de ser la llave de la habitación.

Me dispuse a darme un baño rápido y descansar, una vez tumbado en la cama descolgué el teléfono el cual no tenia línea como sospeché, por un momento me quede pensando en lo extraño del motel.

No sé qué hora seria, cuando me despertaron unos ruidos de pasos, lo más extraño es que provenían de la parte de arriba de la habitación.

¡Pero un momento, el edificio era solo de una planta! Los pasos rompían el silencio de la noche, recorrían el largo de la habitación de un lado para otro sin parar, del techo a la  cubierta del edificio no había altura para que nadie pudiera andar, los pasos no paraban. Me levante para dirigirme a la habitación de Jesús, la puerta estaba cerrada con llave, cogí la llave que se encontraba sobre la mesa escritorio, pero esa llave no abría la puerta. Los pasos pararon al intentar abrir la puerta.

El teléfono empezó a sonar, lo descolgué pero no escuche por el auricular nada ni a nadie. Volvieron los pasos por el techo y el televisor se encendió, no vi el mando a distancia por ningún sitio, lo desenchufe de la corriente y se apago, todo transcurría muy deprisa, hubo un instante que pensé que podía estar teniendo una pesadilla, me senté en el sillón para intentar tranquilizarme, creo que me quede transpuesto no se cuanto tiempo, cuando desperté…

¡Dios! Sobre la cama yacía una mujer rodeada por todo su cuerpo con alambre de espinos, Le habían vaciado los ojos, la boca la tenía entre abierta y se la podían ver los globos oculares entre los dientes, era rubia y a pesar del estado en el que se encontraba, se la veía que hubiera sido una mujer hermosa, la cama estaba totalmente bañada de sangre ¿Quién podía haber hecho una cosa así? ¡Qué está ocurriendo?

De nuevo los pasos por el techo, intente de nuevo abrir la puerta, pero el intento fue en vano. Me dirigí hacia la ventana, descorrí las cortinas y cuál fue mi asombro…, cuando vi que la ventana estaba tapiada, antes de llegar a la entrada del motel no había ninguna ventana tapiada, me di la vuelta y… la mujer atada ya no estaba en la cama, parecía que todo había vuelto a la normalidad, podía ser que los nervios y el cansancio me estuvieran pasando una mala pasada, decidí acostarme en la cama e intentar dormir.

Nada mas tumbarme en la cama, la temperatura de la habitación empezó a bajar de repente, el frio era cada vez más intenso, era pleno verano y cuando llegamos hacia una noche esplendida, no había aire acondicionado en las habitaciones, empezó a crearse una especie de neblina causado por el intenso frio, no sé como ocurrió pero la ventana empezó abrirse y cerrarse con gran fuerza, la neblina desapareció, el espejo de una de las puertas del armario estaba empañado y de pronto… como si alguien escribiera sobre él, se formo la palabra ¡AYUDAME!





MOTEL TERROR

Habitación 101

2º capitulo

 

La noche iba avanzando y los acontecimientos nada normales sucedían muy deprisa en la habitación, la confusión se apodero de mí y me surgieron preguntas sin saber como podía conocer las respuestas, al único que podía acudir en aquel espeluznante lugar era a mi amigo Jesús. Me levante y me dirigí a la puerta de la habitación de nuevo, con firmeza gire el pomo de la puerta  esta vez la puerta se abrió y pude respirar cierta tranquilidad al poder salir de esa espantosa habitación. La abrí despacio y con cierta cautela… ¡Pero el pasillo había desaparecido!

 Clame - ¡No, por dios! - La puerta de la habitación daba a otra habitación, era la misma de la que salía, estaba atrapado, - esto no puede ser - pense. Cerré de nuevo la puerta y la volví abrir, el escenario era  el mismo, cruce la puerta por ver si algo había cambiado, pero no, era la misma habitación. ¿Qué podía estar ocurriendo? O quizás la pregunta era ¿Qué es lo que había ocurrido en esa habitación? ¿Quién podía ser la mujer atada con alambre de espinos?

La luz de la habitación empezó a bajar de intensidad, las puertas del armario se empezaron a abrir y a cerrar solas, de pronto, se cerraron bruscamente y el ventilador de la lámpara que colgaba del techo empezó a girar con tal fuerza que las aspas salieron despedidas, una de ellas quedo clavada en una de las paredes y  la puerta de espejo del armario empezó a resquebrajarse a la vez que la silueta de una mujer empezó a reflejarse en el, era la mujer que estaba atada en la cama, lucia un vestido largo blanco por el cual se le apreciaba un avanzado estado de gestacion a pesar de ello, era esbelta y de una gran belleza natural con unos ojos de azul intenso, pero en su rostro se reflejaba odio y terror.

Lo único que se me ocurrió preguntarla era si ella habia escrito en el espejo la palabra “AYUDAME”

Me sobresalte al ver que intentaba hablarme a la vez que sus ojos se inundaban de lágrimas, cuando girando su cabeza y con la mirada puesta en la pared donde se encontraba la cama se formaban frases como: NO DUERMAS O EL TERROR TE LLEVARA A LA MUERTE. ESTAS ATRAPADO EN LA HABITACIÓN. NO DUERMAS, NO DUERMAS.

Nada mas escribir la última palabra la silueta de la mujer se difumino del espejo,  aquel mensaje me dejo sin aliento.

-¡No te vayas! – Grite. ¿Quién eres? ¿Qué puedo hacer? Mis preguntas se quedaron en el aire  que se respiraba en la habitación.

El teléfono empezó a sonar, no lo deje sonar más de dos veces lo descolgué…

-¿Quién es?- Pregunte.

-No duermas- era una  voz temblorosa de mujer.

-¿Que quieres de mi?- Le pregunte.

-Serás victima para alimentar a los hijos endemoniados de la muerte, - no duermas - Esas fueron sus ultimas palabras, despues el telefono se quedo sin tono.

Aquella situacion empezo a atemorizarme, ¿cuanto tiempo podria estar sin dormir? Mis pensamientos empezaron a imaginar como seria una muerte, por sueño, cansancio, seria horrible como los sentidos se irian atrofiando, tampoco tenia nada para comer dentro de la habitacion y pense que todo tenia  que ser una pesadilla aquello no podia ser real lo que me estaba ocurriendo, no podia ser real.

Cuando por debajo de la puerta, vi como echaban lo que parecia una carta, me acerque a la puerta para ver lo que era, efectivamente era una carta con manchas rojas parecian gotas de sangre, me dispuse abrirla para ver su contenido, eran varios folios escritos a mano los cuales decian: <<Mi nombre es Laura, yo tambien quede atrapada en esta habitacion y no he sido la unica persona, aguante unos dias hasta que el sueño me vencio. No se como sali de la habitacion pero cuando desperte, me encotraba atada con uno alambre de espino en una cama de medio cuerpo para arriba, el lugar era lugubre, era un habitacion con paredes de piedra, candiles colgados de las paredes, la luz era mas bien escasa pero podia ver algunos detalles como una cuna al lado de donde estaba tumbada, no puedo decir el tiempo que transcurrio, desde que me trasladaron a ese horrendo lugar, pasado un tiempo senti como alguien se acerco a la cabezera donde me encontraba y con voz ronca me susurro al oido.

-Vas a sentir un placer que nunca has sentido, mi nombre es TERROR- Nada mas decirme eso se dirigio a la zona opuesta de la cabezera, senti como se tumbaba encima de mi y oprimia su cuerpo hacia el mio a la vez que bruscamente me separaba las piernas, mis gritos no tenian sonido, no me podia escuchar por mas que lo intentaba, cada vez que intentaba moverme los espinos del alambre me rasgaban la carne y se me intoducian en ella, fueron unos minutos de penetracion que se me hicieron interminables sentia como se me desgarraban mis partes intimas, a la vez que me penetraba con algo frio como el hielo, su vestimenta era una capa con capucha negra que le cubria todo el cuerpo, era un cuerpo sin rostro, cuando acabo la penetracion se puso a la altura de mi cara y pude ver por la abertura de la capa su miembro,era como como un pene encangrenado goteandole algo de color negro y mal oliente. Con voz rasgosa me dijo -Tendras el placer de engendrar un demonio al servicio de la Muerte- esas fueron sus palabras antes de retirarse.

Engendre un demonio para la muerte y nada mas nacer, el mismo demonio que engendre durante no se el tiempo, me arranco mi alma y deambulando estoy en el mas alla.

¡NO TE DUERMAS, NO TE DUERMAS! O TUS SUEÑOS SE CONVERTIRAN EN PESADILLAS DE LAS QUE LA MUERTE SE APODERARA DE TI PARA DAR DE COMER Y SATISFACER A SUS DEMONIOS.

Esto era lo escrito en la carta que me dejo Laura.

Nota para los que habeis leido mi relato: Si quizas algun dia si os dormis, podais encontrar una carta escrita por mi, en el MOTEL TERROR.

 

Rafael Huertas

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