Relatos de Jesús Vera y
Rafael Huertas
MOTEL TERROR
El coche se paró de
repente en una carretera secundaria y solitaria, echamos andar a lo lejos vimos
unas luces que se apagaban y encendían, parecía un motel de carretera. Tenía
una zona de aparcamiento en la entrada, al acercarnos a la puerta las luces que
parpadeaban del cartel de la carretera se apagaron, no había ningún coche
aparcado, lo único que se escuchaba era el sonido nuestros pasos dirigiéndose
hacia la entrada.
La recepción estaba
vacía, sobre el mostrador de recepción había una campanilla, la hicimos sonar
varias veces nadie apareció, después de desaparecer el sonido campanilleante,
un silencio sepulcral se apodero del entorno. Después de esperar unos minutos,
nos dirigimos hacia la entrada donde un letrero indicaba habitaciones, mi amigo
y compañero de viaje Jesús y yo lo único que deseábamos era descansar de tantas
horas de viaje. Cruzamos lo que parecía la entrada a un largo pasillo con
lámparas colgadas de las paredes con luces tenues, ambos lados puertas
entreabiertas, no cabía duda de que el motel estaba completamente vacío y
aquello era muy raro pues no había indicios de desperfectos ni de que estuviera
abandonado.
Sin pensarlo, echamos
andar por el pasillo para acomodarnos en dos habitaciones, las luces empezaron
a encenderse y apagarse, notamos como una brisa fría traspasaba nuestros
cuerpos, las dos primeras puertas estaban situadas a la derecha del pasillo y
estaban entre abiertas, al llegar a su altura las luces interiores se
encendieron, Jesús y yo cruzamos nuestras miradas.
-Rafael, no lo pensemos
e intentemos descansar, no estamos haciendo nada incorrecto, mañana pagaremos
las habitaciones, llamaremos a que nos reparen el coche y seguiremos nuestro
camino- me comento.
-Así lo haremos, pero
aquí ocurre algo anormal Jesús, hasta mañana que descanses.
Cada uno nos dirigimos
a una habitación, yo entre en la primera la 101.
Habitación 101
Nada más cruzar la
puerta, esta se cerró de repente al pasar a la habitación, me quede perplejo ya
que no vi que hubiera mecanismo para que las puertas se abrieran ni cerrasen
solas.
La habitación era
sencilla como la de cualquier motel de carretera, paredes pintadas en color
ocre, del techo colgaba una de esas lámparas que a su vez tienen un gran
ventilador con grandes aspas, una cama bastante amplia, un sifonier de varios
cajones, una mesa escritorio debajo de una ventana que daba al aparcamiento con
una silla giratoria, en un rincón un sillón orejero, dos mesillas ambos lados
de la cama, en una de ellas un teléfono, enfrente a la cama un armario
empotrado de dos puertas una de ellas de espejo y justo al lado, el baño
completo con ducha, un televisor sobre un mueble bar vacio de bebidas, todo
ello en buen estado y aparentemente limpio. El único equipaje que llevaba era
una mochila, al dejarla sobre la mesa
del escritorio, me fije que había una llave, debía de ser la llave de la
habitación.
Me dispuse a darme un
baño rápido y descansar, una vez tumbado en la cama descolgué el teléfono el cual
no tenia línea como sospeché, por un momento me quede pensando en lo extraño
del motel.
No sé qué hora seria,
cuando me despertaron unos ruidos de pasos, lo más extraño es que provenían de
la parte de arriba de la habitación.
¡Pero un momento, el
edificio era solo de una planta! Los pasos rompían el silencio de la noche,
recorrían el largo de la habitación de un lado para otro sin parar, del techo a
la cubierta del edificio no había altura
para que nadie pudiera andar, los pasos no paraban. Me levante para dirigirme a
la habitación de Jesús, la puerta estaba cerrada con llave, cogí la llave que
se encontraba sobre la mesa escritorio, pero esa llave no abría la puerta. Los
pasos pararon al intentar abrir la puerta.
El teléfono empezó a
sonar, lo descolgué pero no escuche por el auricular nada ni a nadie. Volvieron
los pasos por el techo y el televisor se encendió, no vi el mando a distancia
por ningún sitio, lo desenchufe de la corriente y se apago, todo transcurría
muy deprisa, hubo un instante que pensé que podía estar teniendo una pesadilla,
me senté en el sillón para intentar tranquilizarme, creo que me quede
transpuesto no se cuanto tiempo, cuando desperté…
¡Dios! Sobre la cama
yacía una mujer rodeada por todo su cuerpo con alambre de espinos, Le habían
vaciado los ojos, la boca la tenía entre abierta y se la podían ver los globos
oculares entre los dientes, era rubia y a pesar del estado en el que se
encontraba, se la veía que hubiera sido una mujer hermosa, la cama estaba
totalmente bañada de sangre ¿Quién podía haber hecho una cosa así? ¡Qué está
ocurriendo?
De nuevo los pasos por
el techo, intente de nuevo abrir la puerta, pero el intento fue en vano. Me
dirigí hacia la ventana, descorrí las cortinas y cuál fue mi asombro…, cuando
vi que la ventana estaba tapiada, antes de llegar a la entrada del motel no
había ninguna ventana tapiada, me di la vuelta y… la mujer atada ya no estaba
en la cama, parecía que todo había vuelto a la normalidad, podía ser que los
nervios y el cansancio me estuvieran pasando una mala pasada, decidí acostarme
en la cama e intentar dormir.
Nada mas tumbarme en la
cama, la temperatura de la habitación empezó a bajar de repente, el frio era
cada vez más intenso, era pleno verano y cuando llegamos hacia una noche
esplendida, no había aire acondicionado en las habitaciones, empezó a crearse
una especie de neblina causado por el intenso frio, no sé como ocurrió pero la
ventana empezó abrirse y cerrarse con gran fuerza, la neblina desapareció, el
espejo de una de las puertas del armario estaba empañado y de pronto… como si
alguien escribiera sobre él, se formo la palabra ¡AYUDAME!
MOTEL
TERROR
Habitación
101
2º capitulo
La noche
iba avanzando y los acontecimientos nada normales sucedían muy deprisa en la
habitación, la confusión se apodero de mí y me surgieron preguntas sin saber
como podía conocer las respuestas, al único que podía acudir en aquel
espeluznante lugar era a mi amigo Jesús. Me levante y me dirigí a la puerta de
la habitación de nuevo, con firmeza gire el pomo de la puerta esta vez la puerta se abrió y pude respirar
cierta tranquilidad al poder salir de esa espantosa habitación. La abrí
despacio y con cierta cautela… ¡Pero el pasillo había desaparecido!
Clame - ¡No, por dios! - La puerta de la
habitación daba a otra habitación, era la misma de la que salía, estaba
atrapado, - esto no puede ser - pense. Cerré de nuevo la puerta y la volví
abrir, el escenario era el mismo, cruce
la puerta por ver si algo había cambiado, pero no, era la misma habitación.
¿Qué podía estar ocurriendo? O quizás la pregunta era ¿Qué es lo que había
ocurrido en esa habitación? ¿Quién podía ser la mujer atada con alambre de
espinos?
La luz de
la habitación empezó a bajar de intensidad, las puertas del armario se
empezaron a abrir y a cerrar solas, de pronto, se cerraron bruscamente y el
ventilador de la lámpara que colgaba del techo empezó a girar con tal fuerza
que las aspas salieron despedidas, una de ellas quedo clavada en una de las
paredes y la puerta de espejo del
armario empezó a resquebrajarse a la vez que la silueta de una mujer empezó a
reflejarse en el, era la mujer que estaba atada en la cama, lucia un vestido
largo blanco por el cual se le apreciaba un avanzado estado de gestacion a
pesar de ello, era esbelta y de una gran belleza natural con unos ojos de azul
intenso, pero en su rostro se reflejaba odio y terror.
Lo único
que se me ocurrió preguntarla era si ella habia escrito en el espejo la palabra
“AYUDAME”
Me
sobresalte al ver que intentaba hablarme a la vez que sus ojos se inundaban de
lágrimas, cuando girando su cabeza y con la mirada puesta en la pared donde se
encontraba la cama se formaban frases como: NO DUERMAS O EL TERROR TE LLEVARA A
LA MUERTE. ESTAS ATRAPADO EN LA HABITACIÓN. NO DUERMAS, NO DUERMAS.
Nada mas
escribir la última palabra la silueta de la mujer se difumino del espejo, aquel mensaje me dejo sin aliento.
-¡No te
vayas! – Grite. ¿Quién eres? ¿Qué puedo hacer? Mis preguntas se quedaron en el
aire que se respiraba en la habitación.
El teléfono
empezó a sonar, no lo deje sonar más de dos veces lo descolgué…
-¿Quién
es?- Pregunte.
-No
duermas- era una voz temblorosa de mujer.
-¿Que
quieres de mi?- Le pregunte.
-Serás
victima para alimentar a los hijos endemoniados de la muerte, - no duermas -
Esas fueron sus ultimas palabras, despues el telefono se quedo sin tono.
Aquella
situacion empezo a atemorizarme, ¿cuanto tiempo podria estar sin dormir? Mis
pensamientos empezaron a imaginar como seria una muerte, por sueño, cansancio,
seria horrible como los sentidos se irian atrofiando, tampoco tenia nada para
comer dentro de la habitacion y pense que todo tenia que ser una pesadilla aquello no podia ser real
lo que me estaba ocurriendo, no podia ser real.
Cuando por
debajo de la puerta, vi como echaban lo que parecia una carta, me acerque a la
puerta para ver lo que era, efectivamente era una carta con manchas rojas
parecian gotas de sangre, me dispuse abrirla para ver su contenido, eran varios
folios escritos a mano los cuales decian: <<Mi nombre es Laura, yo
tambien quede atrapada en esta habitacion y no he sido la unica persona,
aguante unos dias hasta que el sueño me vencio. No se como sali de la
habitacion pero cuando desperte, me encotraba atada con uno alambre de espino
en una cama de medio cuerpo para arriba, el lugar era lugubre, era un
habitacion con paredes de piedra, candiles colgados de las paredes, la luz era
mas bien escasa pero podia ver algunos detalles como una cuna al lado de donde
estaba tumbada, no puedo decir el tiempo que transcurrio, desde que me
trasladaron a ese horrendo lugar, pasado un tiempo senti como alguien se acerco
a la cabezera donde me encontraba y con voz ronca me susurro al oido.
-Vas a
sentir un placer que nunca has sentido, mi nombre es TERROR- Nada mas decirme
eso se dirigio a la zona opuesta de la cabezera, senti como se tumbaba encima
de mi y oprimia su cuerpo hacia el mio a la vez que bruscamente me separaba las
piernas, mis gritos no tenian sonido, no me podia escuchar por mas que lo
intentaba, cada vez que intentaba moverme los espinos del alambre me rasgaban
la carne y se me intoducian en ella, fueron unos minutos de penetracion que se
me hicieron interminables sentia como se me desgarraban mis partes intimas, a
la vez que me penetraba con algo frio como el hielo, su vestimenta era una capa
con capucha negra que le cubria todo el cuerpo, era un cuerpo sin rostro,
cuando acabo la penetracion se puso a la altura de mi cara y pude ver por la
abertura de la capa su miembro,era como como un pene encangrenado goteandole
algo de color negro y mal oliente. Con voz rasgosa me dijo -Tendras el placer
de engendrar un demonio al servicio de la Muerte- esas fueron sus palabras
antes de retirarse.
Engendre un
demonio para la muerte y nada mas nacer, el mismo demonio que engendre durante
no se el tiempo, me arranco mi alma y deambulando estoy en el mas alla.
¡NO TE
DUERMAS, NO TE DUERMAS! O TUS SUEÑOS SE CONVERTIRAN EN PESADILLAS DE LAS QUE LA
MUERTE SE APODERARA DE TI PARA DAR DE COMER Y SATISFACER A SUS DEMONIOS.
Esto era lo
escrito en la carta que me dejo Laura.
Nota para
los que habeis leido mi relato: Si quizas algun dia si os dormis, podais
encontrar una carta escrita por mi, en el MOTEL TERROR.
Rafael
Huertas

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