lunes, 30 de marzo de 2015

¡Estoy harto!



 

Estoy harto ¡Si harto!

De ver como a las injusticias no se les hace justicia.

Estoy harto ¡Si harto!

De sentir como nuestro planeta pide a gritos ayuda, y que solo unos pocos escuchemos sus lamentos.

Harto estoy ¡Harto estoy, si!

De leer y escuchar más mentiras que verdades, unas verdades que solo puedes escuchar a través de corazones rotos.

¡Estoy harto! Harto de ver como el hambre sucumbe sin dolor ante los ojos de los que no quieren verlo.

De no ver a niños sonreír ¡Estoy harto! De ver como algunos en vez de escuchar cuentos de fantasía, escuchan los silbidos de las balas y los estruendos de las bombas.

¡Harto estoy! De esos cobardes que quitan la vida por desamores.

De los que detrás de unas rejas continúan escondiendo sus risas, porque la injusticia no hace justicia.

De los mal nacidos que esconden tras sus dioses, los maltratos a la humanidad, los que tras su desvergüenza se aprovechan de la inocencia de los niños, los que tratan a la mujer como objetos, de todos ellos ¡Estoy harto!

¡Harto, muy harto estoy! De que sigan poniendo piedras en los caminos de la paz.

Que tras las puertas de grandes y lujosos despachos, se juegue a las guerras sin que los que están en ellos, se atrevan a disparar en ellas, de esos también estoy harto.

Que mandatarios del mundo roben por avaricia a sus pueblos, la realidad de muchos de sus sueños, también estoy harto de ellos.

No quisiera estar harto de vivir, lo que nos está tocando vivir.

No por estar harto de que a las injusticias no se les haga justicia, tratemos de no perder la esperanza por salvar la dignidad de la humanidad.

 

 

Rafael Huertas

Dos cielos



 

No sabría decir cuál de los dos cielos es más inspirador.

Los dos inspiran infinidad de sensaciones, aunque los dos son el techo de la vida.

Los dos son cielos pero tan diferentes.

Solo les distancia el tiempo, esos instantes de tiempo que se dejan acariciar por el amanecer y el ocaso, el tiempo hace de pintor para cubrirles de tonos diferentes.

Uno nos llena de vida, el otro de sueños.

El de día nos acompaña con la luz de un sol y nos ilumina por esos caminos a veces perdidos.

El de noche se deja acompañar junto a las estrellas, y a veces le acuna la luna.

Dos cielos tan diferentes, los dos coloreados por pinceles de pintores, y plasmados en poemas por escritores.

Tantas miradas alzadas hacia ellos intentando ver el final de su infinito.

Cuantos secretos esconderán, que infinidad de dioses los custodian.

Un cielo de día y el otro de noche, tan diferentes pero no tan distantes.

A uno de los dos suplicamos por nuestras penas, esperando respuestas.

Al otro, desnudamos nuestro interior para hacer ver nuestra felicidad.

A veces son nuestros confesores.

Dos cielos que siempre nos acompañan, tan diferentes y distantes.

Un cielo de día y el otro de noche, dos cielos unidos por el hilo entre la luz y la oscuridad.

Dos cielos para acompañarnos toda la vida.

¿Seran el mismo cielo disfrazado o serán dos diferentes?

 

 

Rafael Huertas

jueves, 16 de octubre de 2014

¡Dejadme llorar!



¡Dejadme llorar! Después de lo vivido
Viviendo a veces de sueños, esperando a que se haga alguno realidad
Una realidad que me encarcela para no poder vivir los sueños
Sueños que a veces al despertar me traen recuerdos olvidados y me hacen llorar
Mis llantos…, esos por los que suelto algunos sentimientos desde mi interior y por eso grito a veces.
¡Dejadme llorar!
Llorando he encontrado soluciones sin saber que existían
 Llorando me ha venido a visitar la felicidad
Llorando me he sentido persona
¡Dejadme llorar!
Para encontrarme a mí mismo entre mi soledad
Soledad, tu mi fiel compañera que destrozamos juntos la barrera del silencio con mis llantos.
Silencios que a veces me estremecéis y a la vez os necesito.
Silencio ¡Déjame llorar! Deja que mis lágrimas rompan sobre ti al caer.
¡Dejadme llorar! En compañía del silencio y de mi soledad.

Rafael Huertas





El reino de las tinieblas



Algún día viajare a un reino sin luz.
Vagare con mi alma despegada de mí ser, donde su rey reinara entre las tinieblas.
Sus vasallos serán ángeles caídos, sus plebeyos almas sin destino y su morada espectral estará rodeada de naturaleza muerta con un pantano donde las almas bañaran sus penas.
El amor en su reinado hará brotar la maldad entre los muertos, la justicia hará inmunes a los malévolos, a los que renegaron de la convicción de la bondad y también a ellos la justicia deshonesta les abrazara.
Un reinado donde la reina lucirá la ira de los mortales y en sus ojos ensangrentados se verá reflejada la luna roja.
Una Luna roja teñida de sangre por las luchas encarnizadas contra arcángeles.
Un reinado que tuvo un principio pero que nunca tendrá su fin.
El viaje no será fácil, lo sé, pero quizás en el encuentre la verdad entre el bien y el mal.
Sera un viaje vagando sin sentido, desconcertante entre los caminos de las oscuridades mas ondas, un viaje sin retorno ni final.
Nunca tengáis miedo ni temor a visitar ese reino, donde la muerte es su reina y Lucifer su creador.


Rafael Huertas

domingo, 29 de junio de 2014

Noche estrellada



 

 

Eran las cuatro de la madrugada, esa hora en la que no se sabe si es muy tarde o muy temprano, mi sola compañía eran las estrellas y el resplandor de una luna llena que se esforzaba en acunar el descanso de los soñadores en sus sueños.

Estaba fumándome un cigarrillo, un fino hilo de humo se alzaba por encima del cigarrillo que se iba quemando entre calada y calada, me quede mirando como desaparecía como queriendo alcanzar las estrellas, no corría ni una sola brisa de aire aunque la temperatura era bastante agradable para ser comienzo del verano, el silencio de la noche lo rompían de vez en cuando el cantar de algún grillo y alguna cigarra como dando la bienvenida a las añoradas noches de verano, a la vez de hacer alguna conquista amorosa con sus cantos.

Mis pensamientos se perdían al igual que se difuminaba el fino hilo de humo y los círculos que se formaban al expulsar el humo por mi boca, siempre con la mirada hacia las estrellas intentando convencerlas para que atraparan algún pensamiento, pero no hubo respuesta por parte de ninguna de ellas, lo intente con la luna, a esta le pedí que me devolviera algunos de mis sueños perdidos, pero creo que estaba bastante ocupada en iluminar los sueños de los que a esas horas dormían.

Durante un instante pensé mirando al cielo estrellado… ¡Y Si viese alguna estrella fugaz! ¿Qué deseo le pediría? No soy persona que crea que lo que deseamos se nos vaya a cumplir por tener la suerte de ver una estrella fugaz, pero bueno el sueño no se apoderaba de mi y porque no soñar despierto, me recosté sobre una silla con los pies en lo alto de otra mirando al cielo, mi vista alcanzaba a ver de vez en cuando las luces de algún avión que otro, pero ni rastro de ver esa estrella fugaz que fuera capaz de hacer realidad mi deseo aun no pensado, mientras apagaba el cigarro y expulsaba la ultima bocanada de humo haciendo un gran círculo, en ese instante me vinieron las fragancias de los olores de la primavera que se había despedido, mientras el circulo iba tomando una forma más grande y como si de un punto de mira se tratase, vi a través de él durante unos segundos como dos estrellas fugaces atravesaban el cielo estrellado y con sus resplandores dejaban ocultas tras sus colas iluminadas de luz a las demás estrellas, el camino que iban recorrieron en el cielo era el mismo sin despegarse una de la otra, marchaban despacio en su vuelo como si no quisieran que llegase su final, parecía como sus colas de haces de luz se hubieran entrelazado como las manos de dos enamorados fundiéndose hasta su final, me quede tan embelesado al ver tal belleza nocturna que me olvide de pensar y pedir un deseo, no tarde en reaccionar antes de  que las estrellas fugaces gemelas desaparecieran en el firmamento, mi deseo fue…

Pero un momento… recordé que había escuchado en más de una ocasión que si se contaban los deseos no se cumplirían.

Solo puedo decir que ese deseo que pedí aquella noche estrellada estoy segurísimo que se me hará realidad y si no es así, me conformare con poder seguir soñando despierto en las noches estrelladas.

 

Rafael Huertas 

lunes, 16 de junio de 2014

La libertad de mi tristeza


 
 

 

Tantos momentos acompañándome, tantos recuerdos vividos juntos y yo limpiando mis ojos resecos con lágrimas, unas lágrimas con sabor amargo por algunos momentos vividos, tantas veces te he ocultado dentro de mí con una sonrisa para que no dejasen de brillar otras.

Has vuelto a mi sin ser tú la culpable, quizás sea tu libertad tristeza, la culpable de tener presos mis sentimientos que expresan mi felicidad.

Una libertad sometida a las falsedades que vivimos, que hacen de nosotros estar presos a emociones que se pierden con el tiempo y que nuestra imaginación se quede desarropada de sueños, reflexiones y pensamientos.

No guardare bajo llave la máscara de payaso con la sonrisa pintada, tampoco ocultare mis lágrimas en mi corazon, cuando mis ojos se encuentren rebosados por ellas las liberare para que se deslicen por mis mejillas.

Solo quiero que me acompañes tristeza, cuando un amor resquebraje mi corazon, en un adiós sin desearlo, al ver lágrimas derramadas por las injusticias…

Solo te pido que no dejes que tu acompañamiento me haga entristecer porque si, sin razón ninguna.

Como tú, tristeza, luchas por tu libertad para acompañarme, yo seguiré luchando por la libertad de mi felicidad, esa felicidad arrebatada por ti en este camino tan largo que es la vida.

 

Rafael Huertas

viernes, 16 de mayo de 2014

Sin ser yo


 

 

Me encuentro perdido sin conciencia, en un mundo surrealista donde todo no es lo que parece, me aborda por momentos una intensa bruma, sin saber donde me encuentro echo a caminar sin rumbo, se apoderan de mi unos miedos nunca tenidos sin saber cómo combatir contra ellos. Sensaciones nunca vividas por mí, si es un sueño en el que me encuentro atrapado, quiero ya salir del, la bruma desaparece, la oscuridad es total, mi conciencia me ha abandonado como si fuera un alma en pena, siento un vacio tan grande dentro de mi interior que a veces dejo de sentir mis latidos.

Pienso… ¿Sera mi muerte anunciada? ¡No quiero morir, no, ahora no! ¡No es mi hora! Grito desesperadamente desgarrándome la garganta sin contestación alguna, tan solo escucho mis gritos en un eco muy largo y desapareciendo en la lejanía, pero no veo lejanía ninguna.

Por más que camino, la sensación es que no voy a ningún lugar me giro al caminar y nada hay detrás de mí, ni un mínimo haz de luz que ilumine el lugar, si es que existe el lugar donde me encuentro.

Se me han borrado cualquier tipo de recuerdos de mi vida ¿O quizás no la tuve?

Solo deseo saber qué es lo que me está ocurriendo y si estoy en una pesadilla profunda quiero salir de ella, quiero encontrar un camino donde no lo hay, tengo preguntas a quien solo a mi persona puedo hacer, y sin saber si lograre dar respuestas o simplemente no las tienen.

Quizás me encuentre en la nada de nada y sea yo quien sin conciencia haya entrado ¿Pero para qué? Es inútil que me haga preguntas que no van a tener respuestas o nunca aquí las encontrare, mi conciencia parece como si se hubiera revelado contra mi persona, sin querer saber nada de ella.

Sé que respiro ya que es lo único que puedo escuchar  junto con mis pasos y el eco de mis gritos, pero nada de vida, no sé si estoy muerto o es mi alma la que está perdida, quizás esto sea la eternidad, algo que nadie jamás podrá explicar y si lo es yo tampoco.

 

Rafael Huertas