Todo empezó un día en el que un vagabundo estaba sentado en
su banco con una libreta y escribiendo en ella, se levanto al pasar ella,
arranco la primera hoja de la libreta la doblo y se la ofreció diciéndole
–señora si es tan amable, me gustaría que leyese lo que hay escrito, pero no lo
haga hasta antes de dormir, si le gusta me gustaría regalarle la libreta
entera– la mujer se quedo extrañada pues creía que le pediría unas monedas a
cambio, fue a echar mano a su bolso para darle unas monedas, pero el vagabundo
al ver el hecho le comento –no, no quiero a cambio unas monedas, no se lo he
dado con esa intención.
La mujer le dio las gracias y siguió su caminar.
Llego la noche y al acostarse la mujer desdoblo la hoja que
le había entregado el vagabundo en ella ponía…
Ella era especial para
él, vivían de sueños con la esperanza de que la fantasía nunca les diera la
espalda.
Ella era la reina de
un mundo en el que se vivía en sueños, fuera de ellos el tiempo pasaba sin más
y ella como cualquier mujer de la vida real, con sus alegrías y desdichas.
Un día el destino
quiso que se cruzasen sus vidas, ella viviendo en su reino de sueños y el
vagando en el mundo real.
Ella al leerlo le pareció que podía ser el comienzo de una
bonita historia y pensó en ir al día siguiente en busca del vagabundo para
darle su opinión.
Al día siguiente después de salir del trabajo, se acerco al
banco del vagabundo…
―He
venido a darle mi opinión, me ha gustado y creo que será una bonita historia.
―Si
no le es mucha molestia me gustaría regalarle mi libreta, en ella está el resto
de la historia, pero le recuerdo que la lea antes de dormir como la primera
hoja.
―Muchas
gracias lo hare ¿No será usted el protagonista de la historia, no?―le pregunto.
―Al
final de la historia lo descubrirá―
le contesto.
―Mañana
volveré a verle y le diré que me ha parecido la historia― según se alejaba, se iba preguntando si el
seria el protagonista.
Llego la noche y la mujer se acostó, cogió la libreta, la
abrió, pero era tanto el cansancio que tenia, que nada más empezar a leer las
primeras palabras el sueño se apodero de ella y quedo atrapada en un sueño,
donde ella era reina de un mundo de sueños, la fantasía desbordaba todos los
rincones de ese mundo, en su reinado de sueños no faltaba ningún personaje de
cuentos, en el sueño, esa noche en palacio se presento un trovador vestido de
negro y una mochila del mismo color, dijo llevar historias de sus andanzas en
su mochila para contar, la reina accedió a que se quedara en palacio, pero
antes tenía que contar algunas de las historias que llevaba en su mochila, el
trovador se acerco al trono y dejo a la reina su mochila para que ella
escogiera la historia, esta metió la mano en la mochila y saco un pergamino al
azar, se lo dio al trovador junto a su mochila y este se dispuso a narrar…
Hace un tiempo vivía un joven apuesto que le gustaba la escritura,
en los alrededores de donde el habitaba vivía una joven bruja, la cual estaba
enamorada de él, el joven no sentía ninguna clase de sentimiento por ella, era
tal el acoso de la joven bruja que a veces el joven se sentía demasiado
agobiado, harta ella de los desmanes del joven, decidió hacer un conjuro contra
él, quedo una noche en un claro del bosque, una vez frente el uno del otro ella
se dispuso hacer el conjuro “Nunca jamás
encontraras el amor en el mundo de los sueños” el joven al escuchar sus
palabras se hecho unas carcajadas, la dejo en el claro del bosque y se encamino
hacia su casa. Paso toda la noche escribiendo y al amanecer se despertó
sobresaltado al sentir una presencia delante de la mesa donde se había quedado
dormido, era una hada y se presento ante él para comunicarle, que el conjuro se
haría real y le acompañaría durante toda su vida.
― ¿Quién eres tú?―
pregunto algo sobresaltado
―Soy tu hada y se del antídoto para romper el conjuro que te
ha echado la joven bruja.
―Yo no creo en la brujería, pero ya que sabes del antídoto, ¿por
qué no tenerlo? Y así estar preparado cuando me llegue el amor ―comento el
joven algo preocupado.
―El antídoto lo tienes tú en tu poder, tu escritura es el
antídoto, solo que tendrás que pasar una prueba para que haga efecto, tendrás
que entregar una de tus historias a una mujer, si le gusta lo que lea de ti, se
deshará el conjuro, pero tiene que ser en el mundo real― le explico.
― ¡Pero yo no sé cómo puedo ir al mundo real!
―Pasada esta noche estarás en el, te presentaras en el de
vagabundo― le dijo.
―Pero de vagabundo nadie se enamorara de mí.
―La mujer que le guste tu historia no se enamorara de tus
apariencias, si no de tu persona― le comento su hada.
Así acabo la primera parte de la narración del trovador.
Después de un descanso en palacio, se disponía a continuar
con la narración el trovador, la reina le dijo que era ya tarde y tenía que
descansar, que con mucho gusto escucharía la continuación de la historia al día
siguiente, el trovador recogió el pergamino lo metió en su mochila y se retiro
a sus aposentos.
Mientras en el mundo real era día festivo, al vagabundo le
despertó el poco bullicio que había en la ciudad. La mujer al despertarse vio
que estaba la libreta abierta por la misma página antes de quedarse dormida, se
levanto y se preparo un café y mientras lo degustaba abrió la libreta y empezó
a leer, pero… ―esto que
estoy leyendo lo soñé anoche, no puede ser, si mal no recuerdo solo leí las
primeras palabras―
mientras seguía leyendo sintió como las comisuras de sus labios le hacían brotar
una sonrisa, según iba transcurriendo la trama de la historia, hacía mucho
tiempo que no sentía lo que estaba sintiendo al leer la historia, sin perder
tiempo se arreglo de una manera especial para salir, se acerco a ver al
vagabundo, al irse acercando al banco donde se encontraba el, noto como sus
mejilla se sonrojaban.
― ¿Le
ha gustado la historia? pregunto él.
―Sí,
me ha gustado mucho y ya que se que eres tu el protagonista de la historia, las
apariencias a veces engañan, me gustaría pedirte vivir junto a ti en el mundo
de los sueños y soñar a tu lado en el mundo real.
Rafael Huertas