viernes, 18 de abril de 2014

Mi amigo el diablo



 

Mis conversaciones con él, han sido siempre para comerciar sobre mi alma tantas veces como he necesitado vendérsela, y os puedo asegurar que hasta el momento siempre se ha portado bien conmigo, pero claro está, para ganarme su amistad también he tenido que escucharle, como disfruta viendo que una persona sienta el placer de asesinar cuando clava su cuchillo a su víctima y siente el frio del metal, ver como manos frías estrangulan por mero placer o como disfruta viendo el sufrimiento, el dolor y la agonía de personas que no se merecen tal crueldad.

Su sinceridad a veces me desborda aunque no esté de acuerdo en sus hechos, el sabe que le escucho y no tengo reparo alguno en hacerlo, la verdad es que nunca me atrevo a darle mi opinión sobre sus actos, pero después de tantas veces viéndonos y negociando estoy seguro que sus razones tendrá, este equivocado o no. No me considero juez, para juzgar a nadie y mucho menos sin saber las razones de los porque.

Hubo en una ocasión mientras me intentaba sonsacar para que quería venderle mi alma, que le pregunte…

― ¿Desde cuándo eres así y porque lo haces?― hubo un largo silencio hasta su contestación, creo que su tardanza era porque no lo sabía.

―El tiempo para mi es inexistente, no se cual es su valor― esa fue su respuesta a una de mis preguntas, como imagine no sabía desde cuando, para lo que nosotros entendemos como tiempo, al ver que a la segunda pregunta no me contestaba insistí en ella

― ¿Porque lo haces?

― ¿Hago el que?―no sé, si hizo oídos sordos a la segunda pregunta o no tenia respuesta para ella.

― ¿Por qué haces tanto mal?― me atreví hacerle la pregunta de otra manera más directa.

―Mira, no sabéis mas de mi, solo lo que os han hecho creer y os han inculcado.

¡Sí! es verdad que disfruto de los malos actos de algunos mortales y es mi cometido estimularles y digo estimularles porque te puedo asegurar que también ellos disfrutan con esa clase de actos hacia sus semejantes, disfruto viendo horror en las victimas, como piden piedad a la muerte para que no les lleven. Pero te puedo asegurar que no soy quien aprieta el gatillo de las armas, ni quien estrangula ni apuñala. Alguien me creo así para ello sin tener existencia, tan solo en vuestra imaginación, no me puedo arrepentir de nada ya que me crearon sin sentimientos de arrepentimiento, desde que el mundo existe siempre habéis inventado culpables, no os habéis preocupado nunca del porque personajes como yo, estamos en vuestras vidas, no sabéis o no os interesa saber si existimos en realidad o solo somos personajes de invención por algún mortal― sus comentarios a mis preguntas me dejaron frio como la losa de una tumba, nunca imagine que me llegara a dar esas explicaciones y mucho menos en un tono más bien afable.

Las primeras veces que tuve que recurrir a él fui con algo de miedo, si tengo que decir la verdad, pero como no me fue tan mal en las negociaciones sobre mi alma, cada vez que me tenía que encontrar con él, me fui acostumbrando cada vez más a su presencia.

―Ahora me toca a mi hacerte una pregunta― dijo mi amigo.

―Si se la respuesta estate seguro que te la contestare sin ningún tipo de reparo― le conteste.

― Según vosotros yo soy el mal y no reparo en esparcirlo por el mundo, pero ¿Donde está el que supuestamente representa al bien? Porque te aseguro que no me he cruzado todavía con él, se que existe para vosotros como existo yo.

Me quede pensativo con la mirada cabizbaja durante un momento mientras buscaba alguna respuesta razonable a su pregunta y comentarios.

―Amigo mío, no te preocupes por no saber darme una respuesta, no encontraras ninguna coherente. Mientras el mundo exista y los días den paso a las noches, el mal y el bien seguiremos existiendo de diferentes maneras.

Ya sabes dónde encontrarme para cuando quieras negociar sobre tu alma, siempre que aproveches lo que te doy a cambio como lo estás haciendo hasta hora, tu alma siempre será bien acogida por mí y la tendrás a tu disposición cuando la necesites.

Así fue y así os he contado mi último encuentro con mi amigo el diablo y de una cosa estaros seguro, es mejor ser amigo suyo que enemigo.

 ¡Y yo sí que existo!

 

 

Rafael Huertas

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario