sábado, 12 de abril de 2014

Muñeca de trapo


 

Hubo un tiempo que los días no fueron fáciles para ella, su corazón dejo de sentir sin saber porque, las miradas hacia ella eran cada día de mas indiferencia, había dado todo lo que su gran corazón y sus sentimientos podían dar de sí, sus sonrisas se iban apagando como un candil, sin que nadie se preocupase del porque no brillaban ya sus sonrisas.

Cada día tenía que luchar con el tiempo, un tiempo que para ella los días tenían menos valor, transcurrian por su vida como los trenes que pasan por cualquier estación fantasma.

Sus recuerdos se nublaban con lágrimas, al recordar los abrazos que recibía y el trato que tenían hacia ella los que hacían de su vida un sueño, ese sueño de vivir la vida con la felicidad de ser amada y ser tratada como se merecía, sentía como si los que la rodeaban ya no sentían los latidos de su corazón y la fueron apartando de su propia vida.

Así fue como transcurrió una época de su vida, como una muñeca de trapo.

Así fue como me relato una época de su vida, ella una mujer que vio en momentos como su vida dejo de tener valor, pero el destino hace a veces que la vida te ponga algo por lo que luchar y a esa mujer le puso algo en su vida…, unas muñecas, pero no unas muñecas cualquieras, unas de las que les late el corazón y dan vida a los que las rodean, fueron las que por ellas tuvo que seguir siendo una muñeca de trapo con la que jugasen y a la vez hicieran el milagro, y aquella muñeca que no sonreía ya no dejaba de hacerlo, los abrazos de esos regalos llamadas nietas hacían que se sintiera mas muñeca que nunca, sus sonrisas también se nublaban, pero por las lagrimas que le inundaban el corazón de alegría y por el cariño que recibía de ellas.

Así es la vida, por muy duramente que nos trate siempre tenemos que seguir viviéndola, puede haber alguien que en algún momento te devuelva la sonrisa para que tu le hagas sonreír también.

 

Rafael Huertas

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