jueves, 16 de octubre de 2014

¡Dejadme llorar!



¡Dejadme llorar! Después de lo vivido
Viviendo a veces de sueños, esperando a que se haga alguno realidad
Una realidad que me encarcela para no poder vivir los sueños
Sueños que a veces al despertar me traen recuerdos olvidados y me hacen llorar
Mis llantos…, esos por los que suelto algunos sentimientos desde mi interior y por eso grito a veces.
¡Dejadme llorar!
Llorando he encontrado soluciones sin saber que existían
 Llorando me ha venido a visitar la felicidad
Llorando me he sentido persona
¡Dejadme llorar!
Para encontrarme a mí mismo entre mi soledad
Soledad, tu mi fiel compañera que destrozamos juntos la barrera del silencio con mis llantos.
Silencios que a veces me estremecéis y a la vez os necesito.
Silencio ¡Déjame llorar! Deja que mis lágrimas rompan sobre ti al caer.
¡Dejadme llorar! En compañía del silencio y de mi soledad.

Rafael Huertas





El reino de las tinieblas



Algún día viajare a un reino sin luz.
Vagare con mi alma despegada de mí ser, donde su rey reinara entre las tinieblas.
Sus vasallos serán ángeles caídos, sus plebeyos almas sin destino y su morada espectral estará rodeada de naturaleza muerta con un pantano donde las almas bañaran sus penas.
El amor en su reinado hará brotar la maldad entre los muertos, la justicia hará inmunes a los malévolos, a los que renegaron de la convicción de la bondad y también a ellos la justicia deshonesta les abrazara.
Un reinado donde la reina lucirá la ira de los mortales y en sus ojos ensangrentados se verá reflejada la luna roja.
Una Luna roja teñida de sangre por las luchas encarnizadas contra arcángeles.
Un reinado que tuvo un principio pero que nunca tendrá su fin.
El viaje no será fácil, lo sé, pero quizás en el encuentre la verdad entre el bien y el mal.
Sera un viaje vagando sin sentido, desconcertante entre los caminos de las oscuridades mas ondas, un viaje sin retorno ni final.
Nunca tengáis miedo ni temor a visitar ese reino, donde la muerte es su reina y Lucifer su creador.


Rafael Huertas

domingo, 29 de junio de 2014

Noche estrellada



 

 

Eran las cuatro de la madrugada, esa hora en la que no se sabe si es muy tarde o muy temprano, mi sola compañía eran las estrellas y el resplandor de una luna llena que se esforzaba en acunar el descanso de los soñadores en sus sueños.

Estaba fumándome un cigarrillo, un fino hilo de humo se alzaba por encima del cigarrillo que se iba quemando entre calada y calada, me quede mirando como desaparecía como queriendo alcanzar las estrellas, no corría ni una sola brisa de aire aunque la temperatura era bastante agradable para ser comienzo del verano, el silencio de la noche lo rompían de vez en cuando el cantar de algún grillo y alguna cigarra como dando la bienvenida a las añoradas noches de verano, a la vez de hacer alguna conquista amorosa con sus cantos.

Mis pensamientos se perdían al igual que se difuminaba el fino hilo de humo y los círculos que se formaban al expulsar el humo por mi boca, siempre con la mirada hacia las estrellas intentando convencerlas para que atraparan algún pensamiento, pero no hubo respuesta por parte de ninguna de ellas, lo intente con la luna, a esta le pedí que me devolviera algunos de mis sueños perdidos, pero creo que estaba bastante ocupada en iluminar los sueños de los que a esas horas dormían.

Durante un instante pensé mirando al cielo estrellado… ¡Y Si viese alguna estrella fugaz! ¿Qué deseo le pediría? No soy persona que crea que lo que deseamos se nos vaya a cumplir por tener la suerte de ver una estrella fugaz, pero bueno el sueño no se apoderaba de mi y porque no soñar despierto, me recosté sobre una silla con los pies en lo alto de otra mirando al cielo, mi vista alcanzaba a ver de vez en cuando las luces de algún avión que otro, pero ni rastro de ver esa estrella fugaz que fuera capaz de hacer realidad mi deseo aun no pensado, mientras apagaba el cigarro y expulsaba la ultima bocanada de humo haciendo un gran círculo, en ese instante me vinieron las fragancias de los olores de la primavera que se había despedido, mientras el circulo iba tomando una forma más grande y como si de un punto de mira se tratase, vi a través de él durante unos segundos como dos estrellas fugaces atravesaban el cielo estrellado y con sus resplandores dejaban ocultas tras sus colas iluminadas de luz a las demás estrellas, el camino que iban recorrieron en el cielo era el mismo sin despegarse una de la otra, marchaban despacio en su vuelo como si no quisieran que llegase su final, parecía como sus colas de haces de luz se hubieran entrelazado como las manos de dos enamorados fundiéndose hasta su final, me quede tan embelesado al ver tal belleza nocturna que me olvide de pensar y pedir un deseo, no tarde en reaccionar antes de  que las estrellas fugaces gemelas desaparecieran en el firmamento, mi deseo fue…

Pero un momento… recordé que había escuchado en más de una ocasión que si se contaban los deseos no se cumplirían.

Solo puedo decir que ese deseo que pedí aquella noche estrellada estoy segurísimo que se me hará realidad y si no es así, me conformare con poder seguir soñando despierto en las noches estrelladas.

 

Rafael Huertas 

lunes, 16 de junio de 2014

La libertad de mi tristeza


 
 

 

Tantos momentos acompañándome, tantos recuerdos vividos juntos y yo limpiando mis ojos resecos con lágrimas, unas lágrimas con sabor amargo por algunos momentos vividos, tantas veces te he ocultado dentro de mí con una sonrisa para que no dejasen de brillar otras.

Has vuelto a mi sin ser tú la culpable, quizás sea tu libertad tristeza, la culpable de tener presos mis sentimientos que expresan mi felicidad.

Una libertad sometida a las falsedades que vivimos, que hacen de nosotros estar presos a emociones que se pierden con el tiempo y que nuestra imaginación se quede desarropada de sueños, reflexiones y pensamientos.

No guardare bajo llave la máscara de payaso con la sonrisa pintada, tampoco ocultare mis lágrimas en mi corazon, cuando mis ojos se encuentren rebosados por ellas las liberare para que se deslicen por mis mejillas.

Solo quiero que me acompañes tristeza, cuando un amor resquebraje mi corazon, en un adiós sin desearlo, al ver lágrimas derramadas por las injusticias…

Solo te pido que no dejes que tu acompañamiento me haga entristecer porque si, sin razón ninguna.

Como tú, tristeza, luchas por tu libertad para acompañarme, yo seguiré luchando por la libertad de mi felicidad, esa felicidad arrebatada por ti en este camino tan largo que es la vida.

 

Rafael Huertas

viernes, 16 de mayo de 2014

Sin ser yo


 

 

Me encuentro perdido sin conciencia, en un mundo surrealista donde todo no es lo que parece, me aborda por momentos una intensa bruma, sin saber donde me encuentro echo a caminar sin rumbo, se apoderan de mi unos miedos nunca tenidos sin saber cómo combatir contra ellos. Sensaciones nunca vividas por mí, si es un sueño en el que me encuentro atrapado, quiero ya salir del, la bruma desaparece, la oscuridad es total, mi conciencia me ha abandonado como si fuera un alma en pena, siento un vacio tan grande dentro de mi interior que a veces dejo de sentir mis latidos.

Pienso… ¿Sera mi muerte anunciada? ¡No quiero morir, no, ahora no! ¡No es mi hora! Grito desesperadamente desgarrándome la garganta sin contestación alguna, tan solo escucho mis gritos en un eco muy largo y desapareciendo en la lejanía, pero no veo lejanía ninguna.

Por más que camino, la sensación es que no voy a ningún lugar me giro al caminar y nada hay detrás de mí, ni un mínimo haz de luz que ilumine el lugar, si es que existe el lugar donde me encuentro.

Se me han borrado cualquier tipo de recuerdos de mi vida ¿O quizás no la tuve?

Solo deseo saber qué es lo que me está ocurriendo y si estoy en una pesadilla profunda quiero salir de ella, quiero encontrar un camino donde no lo hay, tengo preguntas a quien solo a mi persona puedo hacer, y sin saber si lograre dar respuestas o simplemente no las tienen.

Quizás me encuentre en la nada de nada y sea yo quien sin conciencia haya entrado ¿Pero para qué? Es inútil que me haga preguntas que no van a tener respuestas o nunca aquí las encontrare, mi conciencia parece como si se hubiera revelado contra mi persona, sin querer saber nada de ella.

Sé que respiro ya que es lo único que puedo escuchar  junto con mis pasos y el eco de mis gritos, pero nada de vida, no sé si estoy muerto o es mi alma la que está perdida, quizás esto sea la eternidad, algo que nadie jamás podrá explicar y si lo es yo tampoco.

 

Rafael Huertas

viernes, 18 de abril de 2014

Mi amigo el diablo



 

Mis conversaciones con él, han sido siempre para comerciar sobre mi alma tantas veces como he necesitado vendérsela, y os puedo asegurar que hasta el momento siempre se ha portado bien conmigo, pero claro está, para ganarme su amistad también he tenido que escucharle, como disfruta viendo que una persona sienta el placer de asesinar cuando clava su cuchillo a su víctima y siente el frio del metal, ver como manos frías estrangulan por mero placer o como disfruta viendo el sufrimiento, el dolor y la agonía de personas que no se merecen tal crueldad.

Su sinceridad a veces me desborda aunque no esté de acuerdo en sus hechos, el sabe que le escucho y no tengo reparo alguno en hacerlo, la verdad es que nunca me atrevo a darle mi opinión sobre sus actos, pero después de tantas veces viéndonos y negociando estoy seguro que sus razones tendrá, este equivocado o no. No me considero juez, para juzgar a nadie y mucho menos sin saber las razones de los porque.

Hubo en una ocasión mientras me intentaba sonsacar para que quería venderle mi alma, que le pregunte…

― ¿Desde cuándo eres así y porque lo haces?― hubo un largo silencio hasta su contestación, creo que su tardanza era porque no lo sabía.

―El tiempo para mi es inexistente, no se cual es su valor― esa fue su respuesta a una de mis preguntas, como imagine no sabía desde cuando, para lo que nosotros entendemos como tiempo, al ver que a la segunda pregunta no me contestaba insistí en ella

― ¿Porque lo haces?

― ¿Hago el que?―no sé, si hizo oídos sordos a la segunda pregunta o no tenia respuesta para ella.

― ¿Por qué haces tanto mal?― me atreví hacerle la pregunta de otra manera más directa.

―Mira, no sabéis mas de mi, solo lo que os han hecho creer y os han inculcado.

¡Sí! es verdad que disfruto de los malos actos de algunos mortales y es mi cometido estimularles y digo estimularles porque te puedo asegurar que también ellos disfrutan con esa clase de actos hacia sus semejantes, disfruto viendo horror en las victimas, como piden piedad a la muerte para que no les lleven. Pero te puedo asegurar que no soy quien aprieta el gatillo de las armas, ni quien estrangula ni apuñala. Alguien me creo así para ello sin tener existencia, tan solo en vuestra imaginación, no me puedo arrepentir de nada ya que me crearon sin sentimientos de arrepentimiento, desde que el mundo existe siempre habéis inventado culpables, no os habéis preocupado nunca del porque personajes como yo, estamos en vuestras vidas, no sabéis o no os interesa saber si existimos en realidad o solo somos personajes de invención por algún mortal― sus comentarios a mis preguntas me dejaron frio como la losa de una tumba, nunca imagine que me llegara a dar esas explicaciones y mucho menos en un tono más bien afable.

Las primeras veces que tuve que recurrir a él fui con algo de miedo, si tengo que decir la verdad, pero como no me fue tan mal en las negociaciones sobre mi alma, cada vez que me tenía que encontrar con él, me fui acostumbrando cada vez más a su presencia.

―Ahora me toca a mi hacerte una pregunta― dijo mi amigo.

―Si se la respuesta estate seguro que te la contestare sin ningún tipo de reparo― le conteste.

― Según vosotros yo soy el mal y no reparo en esparcirlo por el mundo, pero ¿Donde está el que supuestamente representa al bien? Porque te aseguro que no me he cruzado todavía con él, se que existe para vosotros como existo yo.

Me quede pensativo con la mirada cabizbaja durante un momento mientras buscaba alguna respuesta razonable a su pregunta y comentarios.

―Amigo mío, no te preocupes por no saber darme una respuesta, no encontraras ninguna coherente. Mientras el mundo exista y los días den paso a las noches, el mal y el bien seguiremos existiendo de diferentes maneras.

Ya sabes dónde encontrarme para cuando quieras negociar sobre tu alma, siempre que aproveches lo que te doy a cambio como lo estás haciendo hasta hora, tu alma siempre será bien acogida por mí y la tendrás a tu disposición cuando la necesites.

Así fue y así os he contado mi último encuentro con mi amigo el diablo y de una cosa estaros seguro, es mejor ser amigo suyo que enemigo.

 ¡Y yo sí que existo!

 

 

Rafael Huertas

 

jueves, 17 de abril de 2014

MIEDOS


¿A las mentiras? Cuando te las encuentras de frente se evaporan como el agua y dejan de ser simplemente anécdotas para perjuicio de los don nadie.

¿A las verdades? De ellas se aprende siempre y aunque a veces duelen, siempre llevan a finales felices.

¿A las tormentas? Aunque a veces sean destructivas intenta ver en ellas la belleza.

¿Al demonio? Piensa que un día fue un ángel.

¿A las pesadillas? Los sueños, sueños son.

¿A la oscuridad? Ella es la encargada de esconder la luz, para dársela al día.

¿A la locura? Su puerta la podemos encontrar escondida tras la cordura.

¿A los muertos? Mejor tenérselo a los vivos.

¿A las arrugas? Ellas son las que nos marcan por los caminos andados por la vida.

¿A la sangre? Es la inmensidad de nuestra vida.

¿A las enfermedades? Son parte de vida que se crearon con nosotros.

¿A los amigos? Nunca le tengas miedo a un amigo, el te dará todo sin esperar nada a cambio.

¿Al desamor? Antes de ello se perdió el miedo a enamorarse.

No nos dejemos caer en abismos que no existen. Contra los miedos se puede luchar, ninguna lucha en las batallas es fácil, no dejemos que los miedos nos cambien la actitud de ser nosotros mismos o acabaremos derrotados en una vida en la cual nosotros somos los protagonistas y no ellos.

Si no eres capaz de vencerlos aprende a vivir con ellos, en la vida de todo se aprende ¿Por qué no aprender de ellos?

No los esquives ves de frente hacia ellos, no te disfraces, se tu mismo.

No pongas de escudo a nadie para afrontarlos, quizás también te tengas que enfrentar a quien has puesto de escudo.

No pongas de escusa a que tienes miedo, si no quieres tenerlo.

Siempre existirán en nuestras vidas, intenta hacerlos desaparecer de ella.

No hay ningún miedo que no se pueda luchar contra él.

¿Miedo a que? Al miedo

Creía que nunca podría luchar contra los miedos, esos miedos que crean tormentas dentro de mí, los que no me hacen ver las realidades como son y es que solo la realidad es la que existe. Luchare hasta la extenuación, hasta hacer que los miedos me ayuden a ser como soy yo.

 

Rafael Huertas

domingo, 13 de abril de 2014

El encuentro



 

Acariciare el tiempo con ternura, tratare de que no se detenga, que siga su rumbo sin distraerse y se paralice justo en nuestro encuentro.

Soñare de noche buscándote entre mis sabanas, de día mi locura me hará confundir los rayos del sol con tu sonrisa.

Deseo tanto tenerte entre mis brazos…, que le pediré al tiempo que se detenga.

¡Tiempo, no tardes en traerme ese encuentro!

Te abrazare tan fuerte, que los latidos de nuestros corazones ensordecerán al mundo.

Nuestro único saludo será el que nuestros labios deseen.

Nuestras miradas se cruzaran desvelando nuestros sueños.

¡Tiempo, no tardes en traerme ese encuentro!

Deseos esperados, como la arena espera ser humedecida por las olas.

Nuestros besos serán los delegados, en dar rienda suelta a nuestros sentimientos.

Dejaremos nuestros deseos en libertad, peregrinando por nuestros cuerpos.

¡Tiempo, no tardes en traerme ese encuentro!

Me da igual el lugar y el momento, lo único que deseo es que llegue ese encuentro.

Un encuentro con deseos que desbordaran nuestros sueños.

Mientras, en mi espera intentare ser un poeta.

¡Tiempo, acuérdate de que tengo un deseo!

¡Tiempo, no tardes en traerme ese encuentro!

 

Rafael Huertas

sábado, 12 de abril de 2014

Muñeca de trapo


 

Hubo un tiempo que los días no fueron fáciles para ella, su corazón dejo de sentir sin saber porque, las miradas hacia ella eran cada día de mas indiferencia, había dado todo lo que su gran corazón y sus sentimientos podían dar de sí, sus sonrisas se iban apagando como un candil, sin que nadie se preocupase del porque no brillaban ya sus sonrisas.

Cada día tenía que luchar con el tiempo, un tiempo que para ella los días tenían menos valor, transcurrian por su vida como los trenes que pasan por cualquier estación fantasma.

Sus recuerdos se nublaban con lágrimas, al recordar los abrazos que recibía y el trato que tenían hacia ella los que hacían de su vida un sueño, ese sueño de vivir la vida con la felicidad de ser amada y ser tratada como se merecía, sentía como si los que la rodeaban ya no sentían los latidos de su corazón y la fueron apartando de su propia vida.

Así fue como transcurrió una época de su vida, como una muñeca de trapo.

Así fue como me relato una época de su vida, ella una mujer que vio en momentos como su vida dejo de tener valor, pero el destino hace a veces que la vida te ponga algo por lo que luchar y a esa mujer le puso algo en su vida…, unas muñecas, pero no unas muñecas cualquieras, unas de las que les late el corazón y dan vida a los que las rodean, fueron las que por ellas tuvo que seguir siendo una muñeca de trapo con la que jugasen y a la vez hicieran el milagro, y aquella muñeca que no sonreía ya no dejaba de hacerlo, los abrazos de esos regalos llamadas nietas hacían que se sintiera mas muñeca que nunca, sus sonrisas también se nublaban, pero por las lagrimas que le inundaban el corazón de alegría y por el cariño que recibía de ellas.

Así es la vida, por muy duramente que nos trate siempre tenemos que seguir viviéndola, puede haber alguien que en algún momento te devuelva la sonrisa para que tu le hagas sonreír también.

 

Rafael Huertas

domingo, 23 de marzo de 2014

No dejéis de llamarme loco

 

 

 

Loco me llaman por estar enamorado

Con mi locura no sufro, disfruto por estar enamorado

Por estar enamorado de tus sonrisas, esas sonrisas que me quitan las penas del corazón

El corazón me late loco, loco cada vez que me miras y humedeces tus labios

Tus labios hacen de mi locura, que me olvide lo que es la cordura estando enamorado

Enamorado como un loco dicen, que de tus deseos…  benditos deseos

Deseos de pincelar en tu piel poesía, como un loco poeta

Que me llamen poeta loco, pero que me lo llamen gritando fuerte hasta espantar a mis musas

Para que quiero musas, teniéndote a ti susurrando a mi oído que quieres compartir mi locura de amor

Amor, es eso que me hace disfrutar de las locuras de los recuerdos contigo

Contigo amor quiero compartir mi locura, una locura en la que el tiempo se detenga al abrazarte

Abrazarnos  y entrelazar nuestros cuerpos en una loca pasión, hasta que el reflejo de la luna los apague los rayos del sol

Con mi locura de amor vivo, con esa locura viviré mis sueños contigo y con esa locura de amor moriré por ti, sin que nunca me haya importado que me llamen loco de amor.

 

Rafael Huertas

 

Eres un pedacito de mi vida



 

 

Eres el pedacito de espejo en el que cada mañana asomas tu sonrisa

Eres el pedacito de pétalo de flor, que su fragancia me acompaña

Eres un pedacito de mí en un rincón de mi corazón

Eres el pedacito de hoja en blanco en el que siempre leo la frase “Té quiero”

Eres el pedacito de piedra por el que el agua del arroyo limpia sus penas

Eres el pedacito de cielo que acaricio en mis sueños

Eres el pedacito de suspiro que me calma cuando no estás a mi lado

Eres el pedacito de puzle que encaja siempre en cada momento de mi vida

Eres el pedacito de mi piel con el que cierro mis heridas

Eres el pedacito de tiempo que une nuestros labios

Eres el pedacito de lágrimas de mis sonrisas

Eres el pedacito de llama que enciende mis noches de pasión

Eres el pedacito perdido del libro de nuestras vidas, donde pone “Fin”

Eres el pedacito de vida por el que vivo y viviré

 

Rafael Huertas

 

 

 

 

jueves, 20 de febrero de 2014

ENTRE LOS ABISMOS DE MIS SUEÑOS



 

Entre sueños me encuentro navegando perdido sin rumbo, suplico en mis sueños como un viejo marinero clama a las tormentas, que restablezcan  la calma para poner rumbo y llevar a buen puerto su barco.

A veces entre ellos viajo sin senda marcada, me encuentro ante cruces de caminos que dejan ante mí, la indecisión de cuál de ellos me llevara a buen destino.

Entre sueños me encuentro perdido sin encontrar la fantasía, sin príncipes sin princesas, sin hadas sin duendes, todos ellos circundados por la nada de la oscuridad, sin magia y sin el brillar de las estrellas ellos se tornan pesadillas.

Sueños despertando en mis adentros, con los ojos cerrados intentando percibir la luz de ellos.

A veces me encuentro en ellos como un pájaro sin alas, como si la vida sin alzar el vuelo no fuera vida.

Sueños rodeados de recuerdos sin poderlos ordenar, esperando el sueño que haga realidad alguno de los recuerdos.

Noches interminables acompañadas por un tiempo detenido.

Sueños en abismos de locura con la tristeza de la desesperanza, cayendo en mundos irreales sin vida alguna.

 

Rafael Huertas

miércoles, 19 de febrero de 2014

LO QUE TENGA QUER SER, QUE SEA

 

 

¡Y los muertos se revelaran contra la vida y harán de ella un suplicio!

 Fue lo primero que escuche allí.

 ¡Nos veremos en el infierno amigo mío!

era mi voz sin vida la que escuche saliendo desde mi interior cuando caminaba por la zona vieja del campo santo, tumbas entreabiertas y lapidas resquebrajadas, arboles con las ramas desabrigadas abriéndose camino  entre los pasillos de las tumbas, intentando arraigarse a algo que tuviera un presente de vida.

 Me encontraba perdido sin tener nada sentido para mí, de mi interior solo escuchaba…

¡Nos veremos en el infierno amigo mío!

Caminaba por el campo santo con la única compañía de la sombra de los cipreses, era como si me guiaran hacia algún lugar, mi persona si es que era lo que caminaba, no daba sombra ninguna, eso me contrarió.  ¿O Quizás me tendría que haber asustado?

¡Qué más da, si nos veremos en el infierno!

 Eche a correr como si alguien me persiguiera, no tenía miedo.

¿Pero porque huía y de qué?

Así lo hice, en busca de la salida de aquel desolado cementerio. No encontré salida ninguna. Las sombras de los cipreses seguían a mi lado, alargando mi figura por encima de las lapidas, no sentía mi respiración, toque mi pecho con la mano derecha buscando el ritmo de mis latidos.

 ¿Qué me está pasando?—grite  preguntando con todas mis fuerzas, no se a quien— ¡Ya no eres nadie, lo serás a partir de cuándo nos veamos en el infierno, amigo! – Seguía escuchando desde mi interior esas voces que me atormentaban desde que llegue a aquel lugar reino de la tristeza y la desolación.

 El cielo se empezó a cerrar y todo el cementerio se cubrió de tonos grisáceos, la compañía de las sombras de los cipreses empezó a difuminarse mientras, lentamente la oscuridad se adueñaba de todo el entorno.

De las tumbas intactas se deslizaron las lapidas, de todas ellas surgieron llamas, en el pasillo formado por las tumbas surgió una imagen oscura, encapuchada, de su cara emanaba una mirada con unos ojos tan enrojecidos como el de las llamas que surgían de las abiertas tumbas, entonces fue cuando empecé a entender lo que me iba a ocurrir.

No sentí ningún miedo, quise arrepentirme de algo pero no tenia de que, los recuerdos los guarde bien profundos por si alguna vez pudiese llegar este momento. Entendí que mi alma había estado vagando, pero me alegre de que ella no hubiera sufrido mucho tiempo.

El lugar de mi descanso quizás no fuese el deseado por mí, pero aquí me encuentro, y ya no hay marcha atrás, caminé con paso firme hacia la imagen encapuchada y cuando estuve a su altura y con una mirada fría le mire fijamente a sus ojos enrojecidos y le dije… ¡YA NOS ESTAMOS VIENDO AMIGO, AQUÍ EN LAS PUERTAS DE TU INFIERNO!

 

Rafael huertas

 

sábado, 15 de febrero de 2014

La reina y el vagabundo


 

Todo empezó un día en el que un vagabundo estaba sentado en su banco con una libreta y escribiendo en ella, se levanto al pasar ella, arranco la primera hoja de la libreta la doblo y se la ofreció diciéndole –señora si es tan amable, me gustaría que leyese lo que hay escrito, pero no lo haga hasta antes de dormir, si le gusta me gustaría regalarle la libreta entera– la mujer se quedo extrañada pues creía que le pediría unas monedas a cambio, fue a echar mano a su bolso para darle unas monedas, pero el vagabundo al ver el hecho le comento –no, no quiero a cambio unas monedas, no se lo he dado con esa intención.

La mujer le dio las gracias y siguió su caminar.

Llego la noche y al acostarse la mujer desdoblo la hoja que le había entregado el vagabundo en ella ponía…

Ella era especial para él, vivían de sueños con la esperanza de que la fantasía nunca les diera la espalda.

Ella era la reina de un mundo en el que se vivía en sueños, fuera de ellos el tiempo pasaba sin más y ella como cualquier mujer de la vida real, con sus alegrías y desdichas.

Un día el destino quiso que se cruzasen sus vidas, ella viviendo en su reino de sueños y el vagando en el mundo real.

Ella al leerlo le pareció que podía ser el comienzo de una bonita historia y pensó en ir al día siguiente en busca del vagabundo para darle su opinión.

Al día siguiente después de salir del trabajo, se acerco al banco del vagabundo…

He venido a darle mi opinión, me ha gustado y creo que será una bonita historia.

Si no le es mucha molestia me gustaría regalarle mi libreta, en ella está el resto de la historia, pero le recuerdo que la lea antes de dormir como la primera hoja.

Muchas gracias lo hare ¿No será usted el protagonista de la historia, no?le pregunto.

Al final de la historia lo descubrirá le contesto.

Mañana volveré a verle y le diré que me ha parecido la historia según se alejaba, se iba preguntando si el seria el protagonista.

Llego la noche y la mujer se acostó, cogió la libreta, la abrió, pero era tanto el cansancio que tenia, que nada más empezar a leer las primeras palabras el sueño se apodero de ella y quedo atrapada en un sueño, donde ella era reina de un mundo de sueños, la fantasía desbordaba todos los rincones de ese mundo, en su reinado de sueños no faltaba ningún personaje de cuentos, en el sueño, esa noche en palacio se presento un trovador vestido de negro y una mochila del mismo color, dijo llevar historias de sus andanzas en su mochila para contar, la reina accedió a que se quedara en palacio, pero antes tenía que contar algunas de las historias que llevaba en su mochila, el trovador se acerco al trono y dejo a la reina su mochila para que ella escogiera la historia, esta metió la mano en la mochila y saco un pergamino al azar, se lo dio al trovador junto a su mochila y este se dispuso a narrar…

Hace un tiempo vivía un joven apuesto que le gustaba la escritura, en los alrededores de donde el habitaba vivía una joven bruja, la cual estaba enamorada de él, el joven no sentía ninguna clase de sentimiento por ella, era tal el acoso de la joven bruja que a veces el joven se sentía demasiado agobiado, harta ella de los desmanes del joven, decidió hacer un conjuro contra él, quedo una noche en un claro del bosque, una vez frente el uno del otro ella  se dispuso hacer el conjuro “Nunca jamás encontraras el amor en el mundo de los sueños” el joven al escuchar sus palabras se hecho unas carcajadas, la dejo en el claro del bosque y se encamino hacia su casa. Paso toda la noche escribiendo y al amanecer se despertó sobresaltado al sentir una presencia delante de la mesa donde se había quedado dormido, era una hada y se presento ante él para comunicarle, que el conjuro se haría real y le acompañaría durante toda su vida.

― ¿Quién eres tú? pregunto algo sobresaltado

―Soy tu hada y se del antídoto para romper el conjuro que te ha echado la joven bruja.

―Yo no creo en la brujería, pero ya que sabes del antídoto, ¿por qué no tenerlo? Y así estar preparado cuando me llegue el amor ―comento el joven algo preocupado.

―El antídoto lo tienes tú en tu poder, tu escritura es el antídoto, solo que tendrás que pasar una prueba para que haga efecto, tendrás que entregar una de tus historias a una mujer, si le gusta lo que lea de ti, se deshará el conjuro, pero tiene que ser en el mundo real― le explico.

― ¡Pero yo no sé cómo puedo ir al mundo real!

―Pasada esta noche estarás en el, te presentaras en el de vagabundo― le dijo.

―Pero de vagabundo nadie se enamorara de mí.

―La mujer que le guste tu historia no se enamorara de tus apariencias, si no de tu persona― le comento su hada.

Así acabo la primera parte de la narración del trovador.

Después de un descanso en palacio, se disponía a continuar con la narración el trovador, la reina le dijo que era ya tarde y tenía que descansar, que con mucho gusto escucharía la continuación de la historia al día siguiente, el trovador recogió el pergamino lo metió en su mochila y se retiro a sus aposentos.

Mientras en el mundo real era día festivo, al vagabundo le despertó el poco bullicio que había en la ciudad. La mujer al despertarse vio que estaba la libreta abierta por la misma página antes de quedarse dormida, se levanto y se preparo un café y mientras lo degustaba abrió la libreta y empezó a leer, pero… esto que estoy leyendo lo soñé anoche, no puede ser, si mal no recuerdo solo leí las primeras palabras mientras seguía leyendo sintió como las comisuras de sus labios le hacían brotar una sonrisa, según iba transcurriendo la trama de la historia, hacía mucho tiempo que no sentía lo que estaba sintiendo al leer la historia, sin perder tiempo se arreglo de una manera especial para salir, se acerco a ver al vagabundo, al irse acercando al banco donde se encontraba el, noto como sus mejilla se sonrojaban.

― ¿Le ha gustado la historia? pregunto él.

Sí, me ha gustado mucho y ya que se que eres tu el protagonista de la historia, las apariencias a veces engañan, me gustaría pedirte vivir junto a ti en el mundo de los sueños y soñar a tu lado en el mundo real.

 

 

Rafael Huertas

 

 

 

 

 

Qué difícil es la vida y a la vez bonita


 

 

Qué difícil es la vida con tantos lamentos y desencuentros

Qué bonita es la vida cuando  amores se encuentran

Qué difícil es la vida con desencuentros que hacen a veces, que el destino quiera que viajemos en direcciones contrarias en los caminos

Qué bonita es la vida llena de esperanzas y ganas de vivirla

Qué difícil es la vida bañada por lágrimas de corazones rotos y sonrisas perdidas

Qué bonita es la vida cuando dos corazones enamorados unen sus latidos

Qué difícil es la vida cuando hablas a la estrellas y deseas una contestación desde una de ellas

Qué bonita es la vida y tener en tus brazos parte de tu vida

Qué difícil es la vida sin que te ofrezcan una mano amiga

Qué bonita es la vida cuando hay libertad para vivirla

Qué difícil es la vida sin ver una sonrisa

Qué bonita es la vida cuando se vive soñando con el ser amado

Qué difícil es la vida sin una caricia de aliento y sin un te quiero

Qué bonita es la vida cuando vences lo difícil de la vida y qué difícil es la vida cuando no tienes una vida bonita

Qué difícil es la vida

Qué bonita es la vida

 

Rafael Huertas

jueves, 16 de enero de 2014

Mi compadre


 

 

 

Lo que os voy a contar quizás algunos no os lo creáis, si queréis no lo leáis.

Me ocurrió un día… no recuerdo cuando, aunque tampoco importa mucho, lo de las fechas siempre lo he llevado muy mal en mi cabeza.

Me puse a escribir y a mi memoria me vino un compañero de trabajo, para el, yo era su “compadre”, nunca me explicó el porqué, pues parentesco no nos unía, la verdad es que el aprecio y el cariño era mutuo. Era una persona afable, su humor le caracterizaba, nunca le vi enfadado y aprendí del oficio mucho con él.

Después de mucho tiempo me encontré de nuevo con él, estaba bastante desmejorado, aunque su aspecto siempre fue de persona siempre muy dispuesta.

Pero aquel día parecía un muerto andante, de pelo rubio y canoso ahora lo tenía completamente blanco, ojeras muy pronunciadas, ojos hundidos, su mirada azulada estaba muy apagada, siempre fue de complexión muy delgada, pero su flaqueza ese día era extrema, recuerdo sus manos, con cicatrices de cortes y la falta de un dedo en su mano izquierda, todo ello era una marca dejada por las maquinas de carpintería.

Hombre compadre ¿Qué tal te va? escuche.

Me gire y era él, no sé porque… pero me entro una sensación extraña al escucharle.

Bien, pero… y tu ¿Qué haces aquí?le pregunte extrañado y con asombro.

Aquí tomándome un whisky, por mucho que beba como ya no me emborracha, a disfrutar compadre.

Joder Paco, no has cambiadole dije.

¿Estas escribiendo, verdad?me pregunto con curiosidad.

Sí, pero oye Paco… no hueles a madera ni a serrín.

Ya, y el whisky tampoco me sabe a nada ¿Sobre qué estas escribiendo? me pregunto.

Sobre lo que estamos viviendo ahora, tu y yo le conteste.

Compadre, tíralo a la papelera, nadie lo va a leer y si alguien lo lee, no se va a creer que estamos hablando y que me has visto, te tomaran por loco si lo cuentas.

Espera un momento Paco… tu hace tiempo que… no puede ser, estás muerto te vi en el tanatorio y estuve en tu entierro, pero estoy aquí hablando contigo.

Compadre ¿sabes que te digo? Que no lo tires a la papelera, y que si nadie lo lee, lo guardes y cuando quieras que nos tomemos unos whiskys volveré, me lo lees a mí y de paso me cuentas como te trata la vida. Aunque los escritos no se lean, siempre están vivas sus historias desde que la pluma desliza su primera gota de tinta sobre el papel, son las que dan vida a lo escrito. Hasta siempre amigo.

Esas fueron sus palabras de despedida y puedo decir que fue una experiencia entrañable y que no me importaría volver a repetir.

Estés donde estés Paco,  gracias por compartir este momento que he escrito contigo.

 

Rafael Huertas

 

 

 

 

 

 

 

Desde mi interior


 

 

Pasan los días, pasan las horas y la eternidad nunca viene a su fin

Te pedí perdón y el silencio fue contestación

Nunca espere de ti este abandono

Me dejaste con un aura de locura y mis lágrimas sin salir apenaron mi corazón

Te pedí perdón sin tener contestación

¡Dónde estabas cuando te necesite! ¡Días y noches desgarre mi garganta aclamándote, mirando al cielo con mis ojos ensangrentados de ira!

Hace tiempo que te olvide y en tu existencia deje de creer

Mi bondad se desgarra poco a poco y mis rezos no te llegan

Pero no creas que me hundiré en océanos de lágrimas

Aunque te merezcas mi rabia, con ella no ensuciare, ni el cielo ni las estrellas

Tampoco rezare por ningún ángel caído y de eso, puedes estar tranquilo

¡A ti! ¡Si a ti! Que te escondes entre las tinieblas, si no tengo miedo al que se esconde en el cielo detrás de las estrellas ¿Cómo te voy a tener miedo a ti?

Nuca creí en ti, personaje de mil nombres, quizás tú no tengas la culpa de que mis entrañas rebosen rabia, ira o cólera

¡Nunca te implore, ni rece! Que lo hagan quienes te sirven y te halagan desde sus tumbas

Nunca fuiste capaz ni lo serás para salvar almas

Solo os pido paz para mi interior para que mis lloros y sus lágrimas, limpien de mi interior la rabia que llevo dentro

¡Nunca, nunca! os implorare ni rezare

martes, 14 de enero de 2014

LA AGONIA DESPUES DE LA PASION



 

 Mi jefa Verónica me había invitado a ir de excursión con ella un fin de semana a una zona montañosa a una cabaña alejada de la ciudad, tengo que decir que me sorprendió la invitación nunca se me habría pasado por la cabeza pensar cómo podía ser un fin de semana con ella.

Verónica, una mujer luchadora y emprendedora de treinta y tantos años, dueña de una empresa dedicada a la comercialización de productos de cosmética. Divorciada de su marido hace años, según ella por falta de convivencia entre los dos ya que el pasaba más tiempo de viajes de negocios que junto a ella. Yo era representante de la empresa, llevaba la comercialización y venta de productos para hombres, entre a formar parte de la empresa poco después del divorcio de ella, por circunstancias de mi puesto de trabajo nos veíamos muy a menudo. Desde el primer día que la conocí me quede prendido de su forma de actuar como jefa, aunque quizás algo exigente, tenia buen trato con todo el personal y se le apreciaba bastante.

 A los pocos meses de mi incorporación, aparte del trato laboral se inicio una buena amistad. Ella por su parte era reacia a que en la empresa supieran de esa amistad que con el tiempo se fue consolidando. Cuando el trabajo no lo permitía solíamos quedar un par de veces a la semana para tomar algo y con la exclusión de hablar sobre trabajo por parte de los dos.

Sus sentimientos hacia mí creo que no pasaban de una buena amistad, sin en cambio los míos cada día que pasaba eran de una atracción hacia ella, no sé si sería una atracción amorosa o simplemente sexual, lo que sí es cierto que una mujer como ella era para atraer a cualquier hombre, con pelo muy corto de color negro azabache, ojos grandes almendrados marrones, labios muy marcados, alguna que otra peca y piel morena, estatura media, un físico esbelto con curvas que cualquier hombre le gustaría perderse por él y acompañado siempre con muy buen gusto a la hora de vestir y lo que más me fascinaba de ella es que teniendo una empresa dedicada a la cosmética, en su cara el único cosmético que usaba era el pintalabios, nunca le vi arreglada con ningún tipo de cosmético en su cara.

Los días anteriores a que llegase el fin de semana se me hicieron eternos y cada día que pasaba notaba en mi cierto nerviosismo, me recordó a mi primera cita de adolescente notaba en algunas horas del día el típico cosquilleo en las tripas. 

El día anterior a la cita me llamo a su despacho, ella estaba tan elegante como siempre, creo que era su belleza natural la que me tanto me embelesaba. Yo creí que me habría hecho llamar para hablar sobre algún tema sobre el trabajo, pero no fue así, fue para concretar la hora a la que me pasaría a recoger ya que mi coche lo tenía en el taller en una revisión.

Llego el día de la cita para pasar el fin de semana, y aunque la noche anterior me acosté tarde después de tomar unas copas con unos amigos, antes de que sonara la alarma del despertador yo estaba preparando lo que me iba a llevar.

Llegada la hora a la que habíamos quedado, nada más salir de casa y bajando en el ascensor note en mi estomago como si aleteasen mariposas dentro.

Una vez en la calle mire a un lado y a otro para ver si había llegado, Verónica no había llegado aun, mire el reloj y era la hora en punto a la que habíamos quedado y ella solía ser bastante puntual, tampoco le di mucha importancia a su retraso.

Al llegar, lo primero que hizo fue pedirme disculpas por el retraso. Me comento que había pasado a comprar algo de comida y unas bebidas ya que en la cabaña no había nada, pues hacia muchos meses que no iba por allí.

 Ella siempre circulaba con un pequeño utilitario según ella era lo más cómodo para la ciudad pero se presento con un todo terreno, me comento que según las previsiones meteorológicas quizás lloviese en la zona a donde nos dirigíamos.

Una vez subidos en el coche me pregunto… ¿Qué clase de música quieres escuchar Raul?

Pon la que tú quieras me gusta toda clase de música le conteste.

Puso un CD con recopilación de música de la movida madrileña. Le comente que la tarde anterior yo había quedado con unos amigos a tomar unas cervezas y acabamos a altas horas de la noche, que si durante el recorrido me hablaba y no le contestaba que me perdonase, pero llevaba bastantes horas de sueño atrasadas y seguro que el sueño me vencería en el viaje. Su contestación fue…, que no me preocupase que la zona donde se hallaba la cabaña estaba a unas horas de viaje, esas fueron las últimas palabras que le escuche antes de que el sueño me venciera.

 El estado en el que se encontraba el camino hizo que me despertara, mire el reloj y habían pasado unas tres horas y media desde que salimos de la ciudad.

¡Hombre el bello durmiente se ha despertado! – comento

¿Donde nos encontramos Verónica? le pregunte, con los ojos entre abiertos

A unos treinta kilómetros Raúl, dejamos la carreta hace ya un rato menos mal que venimos en el todo terreno no sabía que el camino estuviera en tan mal estado.

Continúo la conversación comentando la historia sobre la cabaña.

La cabaña era de mis padres, mi padre era un gran aficionado a la pesca y antes de nacer yo compro unas tierras al lado de un lago e hizo que le construyeran una cabaña para venir los fines de semana, a mi madre le encantaba la naturaleza y se hizo amante del hobby de la jardinería, el tiempo para ella se paraba cuidando de su jardín. Verónica también me conto que era hija única y que sus padres fallecieron en un accidente de tráfico, su abuela materna fue la que se hizo cargo de ella al fallecer sus padres, nunca me había comentado nada sobre su familia y eso me hacía creer más en la amistad que habíamos entablado.

Tras recorrer los treinta kilómetros por un camino entre bosques, subidas y bajadas por montes llenos de paisajes y naturaleza e incluso vadeamos un rio no muy profundo aunque hubo un momento al cruzarlo que el agua llego a cubrir las ruedas, pero con la pericia de conducción de Verónica no tuvimos ningún problema en sortearlo,  también tengo que decir que desde que desperté no llegue a ver civilización ninguna.

Llegamos a la cabaña, yo me la había imaginado mucho más pequeña de cómo era, estaba rodeada por una cerca de madera, Verónica se bajo del coche y abrió el candado del cerrojillo de la puerta de entrada a la parcela, tenía una especie de camino de piedra hasta la entrada a la cabaña con dos praderas a sus laterales, los alrededores lo formaban, un gran bosque de pinos y matorrales bajos. La cabaña era de una sola planta, directamente se entraba a un gran salón, a la izquierda de la entrada un baño, en el salón una gran chimenea con muebles ambos lados uno de ellos de estantería repleta de libros y el otro un mueble bar con la parte baja de leñera, un sofá con don sillones enfrente a la chimenea, un ventanal grande que daba a una terraza al exterior, en unos de los laterales de la chimenea se encontraban cinco cañas de pescar colgadas de la pared de madera, el salón de la cocina estaba separada por una barra, en la cocina había una mesa alargada con sillas alrededor, tenía dos habitaciones una de ellas bastante amplia con una baño completo una cama grande con cabecero y pie de hierro de forja, mesillas ambos lados y una gran coqueta en un lateral de la habitación y armario con puertas de espejo, la otra habitación algo más pequeña, con una cama, un escritorio y un armario juvenil, imagine que sería la habitación de Verónica, pues estaba decorada con estanterías de muñecas. En la parte trasera de la cabaña se encontraba una especie un cuarto grande que hacía de trastero con el depósito de gasoil y un gran aljibe del agua potable, la verdad es que no se apreciaba que hubiera estado cerrada durante tantos meses.

¿Raúl qué te parece la cabaña? me pregunto Verónica.

Esta genial, además los alrededores son una medicina para la relajación le conteste.

Que te parece si sacamos del coche lo que he comprado y lo guardamos, la bebida la metemos en el frigorífico y así tendremos algo fresco para beber a la hora de la comida.

le dije pero déjame antes que saque dos botellas de vino de la mochila.

Salimos a coger del coche las bolsas de compra que Verónica había hecho, una vez introducida la bebida en el frigorífico y guardado la comida, mientras ella preparaba algo para comer, yo fui a darme una ducha.

Después de comer nos fuimos a dar un paseo por los alrededores.

Te voy a enseñar la maravilla por la que mi padre construyó la cabaña en este lugar me comento Verónica.

Era un gran lago con las aguas de tono azul verdoso reflejado por el color azul del cielo y el bosque frondoso que lo rodeaba.

La verdad que es un sitio de ensueño Verónica le comente.

De vuelta a la cabaña ella me cogió del brazo, era la primera vez que lo hacía desde que nos conocimos y la verdad es que me quede algo perplejo y la sensación de mariposas aleteando a mi estomago volvían. Se ponía el fin de semana interesante aunque no me quise hacer ilusiones de que ocurriera lo que había soñado tantas veces con ella.

Al llegar a la cabaña Verónica preparo para comer pasta y después de comer Verónica preparo café, una vez sentados en el sofá se levanto y me pregunto…

¿Raúl, quieres tomar algo después del café?

Si le conteste asintiendo con la cabeza.

Yo traigo las copas, tú saca lo que quieras tomar las bebidas están en el mueble bar.

Cogí una botella sin abrir de brandy de 15 años.

¡Tienes buen gusto y paladar Raúl! Espero que lo tengas para todo de ahora en adelante comento, el comentario no sabía si tomármelo como un preámbulo o que me quería poner a prueba de cuales iban a ser mis propósitos hacia ella el fin de semana, yo tenía claro que lo que surgiera no lo iba a desaprovechar siempre y cuando no afectase a nuestra relación en el trabajo y por supuesto de amistad, yo había tenido algunas relaciones ninguna de ellas serias y esta, por unas noches de sexo no iba a ser yo el culpable de estropear la amistad que tenia con ella, esa era mi forma de pensar en aquel momento.

Lo bueno y lo exquisito gusta a todo el mundo Verónica y si va acompañado de un sitio como este y una compañía como la tuya, el envoltorio es lo de menos importa creo que mi comentario en respuesta al suyo la toco tan profundamente, que se acerco a mí y dándome un beso en la mejilla…

Eres un cielo de hombre Raúl, no sé cómo no te ha atrapado ninguna mujer todavía aunque contra menos rivales mejor si mi comentario la toco profundamente el de ella me dejo sin palabras, estaba hecho un manojo de nervios era la primera vez que teníamos esa clase de conversación, en las demás ocasiones era de trabajo o algunas descripciones muy superficiales de nuestras vidas privadas. Dejamos las pinceladas de piropos y nos pusimos hablar sobre nuestras vidas pasadas, aunque las veces que ya habíamos quedado anteriormente nos habíamos contado algo, estuvimos charlando largo y tendido incluso de épocas de nuestra juventud.

Llegada la noche decidimos cenar en la terraza de la cabaña, la cena fue en plan de comida preparada, a la luz de unas velas y de un cielo estrellado y acompañada de una de las botellas de vino que lleve yo, la temperatura era agradable y nos acompañaba una luna llena con todo su resplandor.

Al igual que en la comida, el café lo acompañamos con la media botella que quedaba de Napoleón y con algo que me sorprendió. Ninguno de los dos éramos fumadores asiduos, pero se levanto de la mesa y trajo un paquete de tabaco por si quería fumar, me extraño, ya que me había comentado que tuvo hace años problemas de corazón, iba a ser la primera vez que la viese fumar.

Si apetece fumar, te puedo acompañar fumándome yo otro le dije aunque no suelo fumar a menudo una vez que nos fumamos los cigarrillos, ella comento…

Raul, creo que lo mejor será que entremos dentro pues de aquí a nada, aquí afuera empezara a refrescar.

Me parece bien conteste.

Se acerco al coche y cogió del coche unos cuantos cds, los cargo en el equipo de música mientras yo, estruje la botella de Napoleón con las últimas dos copas que salieron. Sin darnos cuenta y acompañados por la arrebato de la bebida y por las baladas que sonaban a través de los altavoces del equipo de música,  nos encontramos sentados muy cerca en el sofá, con nuestras miradas cruzándose hacia nuestras bocas y con la incertidumbre de quien haría el primer movimiento para experimentar el sabor de los labios del otro.

Fui yo quien se acerco a su boca, fue un beso real sintiendo el calor y el humedecimiento de sus labios no como los que había compartido tantas noches en mis sueños con ella, los aleteos de mariposas había desaparecido para dar paso a la fogosidad para besarla y abrazarla, ella no se negó a ninguno, incluso llego el momento que era ella quien buscaba mis labios, eran momentos de ardor entre dos personas que habían encontrado la pasión quizás sin buscarla y con ganas de dar rienda suelta a nuestros sueños apasionados, una situación que por las circunstancias ninguno nos atrevimos a expresar en otros momentos y creo que era la noche apropiada y el lugar  para desbocar nuestras ganas mutuas de sentir nuestros cuerpos y disfrutar de una noche loca de amor y pasión.

La temperatura interior de nuestros cuerpos subía nuestro libido por momentos por las caricias, los susurros a nuestros oídos, despacio empezamos a quitarnos la ropa el uno al otro sin dejar un centímetro de nuestros cuerpos de acariciarse con besos y manos, el acariciar su cuerpo era como moldear curvas tras curvas sintiendo con el tacto cada poro de su piel, eran sensaciones tan especiales que jamás había tenido con ninguna otra mujer, ella estaba como si hubiera estando esperado este momento guardado con ansiedad en el interior de su cuerpo durante mucho tiempo. Nos levantamos los dos abrazados sin dejar de besuquearnos semis desnudos y nos dirigimos hacia la habitación grande, como si ella quisiera llevar el mando de un empujón me tumbo en la cama, se sentó sobre mi pecho y como una loba en celo, empezó a mordisquearme con suavidad por todo el cuerpo, yo me dejaba llevar por su ansiedad  apasionada, de pronto se levanto y sin mediar palabra, saco cuatro cinturones del armario, yo aun sorprendido por la situación no solté palabra intuía  lo que quería hacerme y la verdad que no me disgustaba la clase de juego erótico al que quería someterme, me ato una mano a cada extremo del cabecero y lo mismo hizo con mis pies, los ato a las esquinas del pie cero de la cama.

Raúl, si te sientes incomodo dímelo y te desato comento con voz suave.

No si tú lo deseas hacerlo, disfrutemos del momento de placer y que el deseo de nuestros cuerpos nos lleven al abismo del placer.

Una vez inmovilizado la pasión la desbordó, se unió a mí como si fuéramos arder de pasión y de un placer sin fin, ella sentía su gozo en su interior, sus contoneos encima de mí como una yegua desbocada hicieron que yo no tárdese en eyacular. No podría decir lo que tardaron nuestros cuerpos en enfriarse pues las situaciones seguidas a la primera a cual más ardientes. Después de las primeras montadas desbocadas sobre mí, quedamos los dos un buen rato extenuados intentando reponer  fuerzas para lo que podía quedar  de noche desenfrenada de amor y pasión. Ella con caricias mas pausadas y besos saboreando mi piel y yo esperando mi tiempo para intentar hacerla sentir también con mis cartas en el juego de pasión que ella había empezado.

Se levanto de encima de mí y salió de la cama con cara de seguir desbordando placer del interior de su cuerpo.

Enseguida vuelvo Raúl, te desato y continuamos esas fueron sus palabras mientras se dirigía hacia la puerta del baño no tardes le dije mientras  yo disfrutaba con la vista puesta en su cuerpo contoneándose.

Escuche el agua de la cisterna y a continuación el agua del grifo del lavabo correr, imagine que estaría bebiendo agua o lavándose la cara, el tiempo que llevaba dentro desde que cerró el grifo ya se excedía.

¿Verónica te encuentras bien? pregunte desde la cama.

Sí, enseguida salgo tú no te levantes estaba yo como para ir a por el tabaco y encenderme un cigarro, que es lo que más apetece después de un rato de sexo, comente para mis adentros

Pasado un rato Verónica salió del baño medio tambaleándose hasta llegar al puerta apoyándose en el cerco, tenía la cara desencajada le note como si la hubiera dado un bajada de tensión o algo parecido.

Verónica ¿te encuentra bien? le pregunte.

No hubo contestación por su parte, vi como la mirada de sus ojos estaba perdida sin mirar a ninguna parte con gran esfuerzo dio unos pasos hacia la cama extendiendo su brazo derecho como señalando algo me empezó a preocupar su cambio.

¡Verónica, que te ocurre dime algo!

De pronto vi como su cuerpo se desplomaba al suelo desvanecido, cayó justo al lado derecho de la cama desde mi posición tumbado y atado vi como quedo de costado con los ojos cerrados hacia la posición de la cama con su brazo derecho extendido como queriendo alcanzar o señalar algo.

¡Verónica, Verónica! ¡Por dios dime algo, despierta! ¡Verónica! ¡Verónica! grite desesperadamente

Parecía que era en vano dirigirme a ella gritándola varias veces para ver si volvía en sí. Me quede fijo mirando su cuerpo por si veía algún movimiento en su cuerpo con la esperanza que no tardase en recuperarse. Deje pasar unos minutos por si su situación cambiaba, pero no fue así, volví a gritar con todas mis fuerzas por si había alguna posibilidad de que me escuchase.

¡Verónica, Verónica!mis gritos fueron en vano ninguna parte de su cuerpo se movió.

Empecé a impacientarme por la situación, ella caída en el suelo desnuda sin saber que le podía haber ocurrido y atado en una cama totalmente desnudo y con una movilidad muy escasa empecé a temer por la situación de inquietud que me esperaba. Intente hacer toda clases de movimientos con mis muñecas por si había alguna posibilidad de que se deslizasen a través de los cinturones que las sujetaban pero mis intentos fueron en vano, empecé hacer movimientos bruscos con mi cuerpo de un lado para otro sobre mí aunque no sirvieron de nada, si había aguantado la cama a los embistes que le habíamos dado los dos haciendo el amor, la cama también sobrevivió a los míos.

Me empezaron a entrar sudores por la desesperación e intente tranquilizarme aunque la situación no ayudaba mucho estaba tumbado en una cama atado con mi amiga desfallecida en el suelo, así era o quería que fuese el estado de  Verónica, en un lugar apartado de la civilización sin esperanzas de que nadie supiera donde nos encontrábamos no era lugar de paso para nadie.

Perdido en la noción del tiempo pues en la habitación no había ningún reloj, los móviles estaban en el salón y en silencio para que nadie nos molestase durante todo el fin de semana, intente recordad si a alguien le había insinuado los planes del fin de semana pero estaba seguro de que no lo hice, según ella me comento tampoco sabía nadie de sus planes.

La única esperanza que había era que ella despertase, quería tener la certeza que podía haber sido un desfallecimiento por el alcohol tomado y que la hubiera sentado mal, pero un momento…, gire mi cabeza y vi un frasco de pastillas uf menos mal estaba lleno, se me había pasado por un instante por la cabeza que hubiera tomado algunas pastillas de mas aunque nunca me comento que se medicase, si sabía que tuvo hace muchos años un problema de corazón ¿pero entonces esas pastillas para que las tenia? no eran de ningún medicamento que yo conociera, serian para alguna clases de dolores leves.

Dada la postura de mis manos y brazos empecé a notar cómo se me empezaban a dormir con un ligero hormigueo, empecé hacer movimientos con ellas ya que notaba como si se me estuvieran entumeciendo.

El silencio empezaba apoderarse de la habitación, intente escuchar la respiración de Verónica pero había un sonido que enmudecía el silencio, era las que hacían las gotas al desprenderse del grifo del lavabo. Intente de nuevo despertarla de la única manera que podía, esta vez lo hice con un tono de voz más bajo y relajado por si surtía mas efecto que gritando.

Verónica, Verónica despierta por favor no me hagas esto a mí

Tampoco surgió el efecto deseado por mí su cuerpo seguía inmóvil en el suelo, del silencio total que había excluyendo el del goteo del lavabo, empecé a escucha una voz muy cerca a mí. No podía, ser los nervios me empezaban a pasar factura, era mi subconsciente al que escuchaba, la situación me empezaba hacer efecto de delirios o ¿qué me pasaba entonces?  

Escuchaba una voz dentro de mí que me decía…

Raul prueba a dormirte puede que sea un sueño lo que estés viviendo ¡Es verdad! no es mala idea quizás sea una pesadilla ¿pero si despierto y la situación es la misma?dije en voz alta.

No quería ni pensarlo pero la verdad es que el sueño me vencería en algún momento, las vistas desde mi posición en la cama ya estaban más que grabadas en mi mente y con ellas no encontraría la solución a mi ansiedad, en el entorno no había nada que me pudiera ayudar a llevar mejor la situación.

El cansancio se empezaba apoderar de mí, había empezado a perder la noción del corto espacio de tiempo transcurrido desde que Verónica cayó al suelo, los minutos se me empezaban hacer eternos como si el tiempo no quisiera aliarse conmigo, no quería quedarme dormido por si escuchaba algún ruido del exterior que me diera esperanzas de sobrevivir.

Joder es verdad sobrevivir  o morir, no se me había pasado por la cabeza que esa era en la situación en la que me encontraba. La verdad que podía llegar a morir de hambre aunque no se cuanto podría aguantar sin comer, me vino a la cabeza esas personas que una catástrofe de hundimiento de edificios se pasan días sin comer ni beber, no podía no quería pensar en ello.

De pronto me entraron ganas de orinar, pero que asco me empaparía con mis propios orines sabía que no podría aguantar demasiado tiempo otro infortunio mas a mi agonía pensé. Un momento no podía ser, me estaba enterrando vivo sin yo querer yo no estaba agonizando ni mucho menos.

Piensa que la muerte agonizando no debe ser una muerte muy piadosa piensa en otra manera de morir ¡Otra vez tu, cállate! no quiero escucharte…, conteste a mi subconsciente o lo que fuera que me hablase ¿estaré entrando en un estado de locura? Estoy contestando a mi mente, subconsciente o lo que sea, pero si soy yo ¿porque me contesto en voz alta? Desde luego que o cambio de actitud o al final acabare mal.

Se me vino a la imaginación como si de una película se tratase mi vida en imágenes pasaban tan deprisa que no me daba tiempo a pensar en ningún momento especial, por más que intentaba rebobinar y recordar volvían a pasar a una velocidad que no las podía parar espero que no sea un síntoma, del llamamiento de la muerte continuaba hablando conmigo mismo

Sin poder aguantarme más las ganas de orinar el liquido empezó a manchar la sabana creo que desde el momento que eyacule esta ha sido la segunda satisfacción que he tenidome dije, ahora tocaba aguantar la molestia de la humedad y el olor.

Dada la situación y que Verónica pudiera estar muerta, me empecé a preguntar cuál sería la muerte más digna por llamarlo de alguna manera.

Deja de respirar quizás esa sea la menos agónicadéjame en paz tú no eres quien para decirme como quiero morir―le conteste a mi otro yo o a mí mismo, ya no sabía si contestaba a alguien o…, si era un síntoma de locura.

Desde luego, dejar de respirar sería un suicidio por mi parte y siempre he pensado que es de cobardes. Mi locura si sigo escuchándome seguro que será mi única compañera en el fin de mis días.

Me vino de nuevo a la cabeza, el tiempo que podía estar sin comer y que podría morir de hambre. Note que se me empezaba a poner mal cuerpo, desde luego no quería que se me pasase por la cabeza el hecho de que me podría venir una vomitera, eso no por favor, bastante tengo con tener a mi alrededor mi orín.

Serian ya altas horas de la noche y la situación seguía igual, yo con la cabeza no se en que sitio, Verónica sin dar señales de vida, menos mal que la luz del baño estaba encendida como la de la habitación y podía haber alguien que viese la luz en la lejanía aunque con tanta vegetación lo dudaba. Note que el sueño y el cansancio se empezaban apoderar de mí, los brazos se me empezaban a hinchar de tenerlos tantas horas hacia arriba, mis ánimos por momentos se desvanecían, empecé a pedir perdón en voz baja a las posibles personas a las cuales hubiera hecho daño aunque solo me serviría de consuelo hacia mí mismo. Mis parpados empezaron a caer, sin que yo pudiera hacer nada por tenerlos levantados. Tenía miedo por si al despertar la situación no hubiera cambiado nada.

No sé el tiempo que transcurrió desde que el agotamiento hizo que me durmiera.

¡Pero no por dios! mis ojos al abrirse notaron una luz muy luminosa. Por miedo los volví a cerrar, lo primero que pensé era de que estaba a punto de entrar en el túnel de la muerte y que su luz venia a por mí, no podía estar muerto

¡No quiero morir! ¡No es mi hora! grite desesperadamente.

Creo que desfallecí de nuevo, el tiempo para mí dejo de existir desde la primera vez que se me cerraron los ojos, mi subconsciente ya no me hablaba.

De pronto note como mi mano se sentía apretada por otra  ¿Seria la muerte que me llevaba de la mano?

Raul, Raul era la voz de Verónica.

Era su voz ¿pero como…? Estaba muerta tumbada en el suelo de la habitación, ¿me estaba llamando desde el mas allá? Entonces yo también estaba muerto.

Raul, Raul ¿me escuchas? Despierta por favor te necesito a mi lado era su voz. Poco a poco y con muchísima desconfianza fui abriendo los ojos pues no sabía lo que me podría encontrar al abrirlos, gire la cabeza sintiendo un fuerte dolor y escuchando crujidos en mi cuello.

Era ella, sentada en un sillón con un collarín en el cuello, yo seguía tumbado en la misma postura en la que me quede dormido en la habitación. Pero un momento, mis manos estaban sobre la cama y la habitación no era la de la cabaña, era la de un hospital.

Raul, lo primero que quiero es pedirte perdón y saber cómo te encuentras, tuvimos un accidente en la autovía camino a la cabaña, me despiste al mirarte como dormías y dimos varias vueltas de campana saliéndonos de la carretera. Has estado en estado de coma durante una semana, al principio los médicos temieron por tu vida, pero gracias a que has despertado.

Esas fueron las primeras explicaciones que me dio Verónica.                  

¿Pero entonces no llegamos a la cabaña? ¿Y tú, te encuentras bien?  le pregunte.

Sí, perfectamente alguna vertebra machacada pero me pondré bien…, no te preocupes. Tú tienes varias fracturas, pero de aquí a unos días si todo va bien, que lo ira saldrás del hospital.

Después de todo lo ocurrido, la verdad es que el que salgas de dos muertes casi seguras, es para angustiarse en la agonía.

Rafael Huertas